DOLOR INFINITO

Desesperado pedido por su beba: por qué murió María Yacanto tras dar a luz

María Yacanto, a quien sus allegados llamaban cariñosamente “Lali”, murió tras dar a luz en el Hospital Rawson y dejó un vacío enorme en su círculo íntimo.

Desesperado pedido por su beba: por qué murió María Yacanto tras dar a luz

La provincia de San Juan atraviesa por estas horas uno de esos episodios que estremecen incluso a quienes no conocieron de cerca a la víctima. María Yacanto, a quien sus allegados llamaban cariñosamente “Lali”, murió tras dar a luz en el Hospital Rawson y dejó un vacío enorme en su círculo íntimo. Su historia, atravesada por la ilusión de la maternidad y un desenlace abrupto e inesperado, se convirtió rápidamente en un caso que no solo genera consternación, sino también preguntas que la Justicia intenta responder contrarreloj.

La mujer, de 33 años, había dado a luz el 12 de noviembre y, según su familia, fue dada de alta con todos los parámetros clínicos dentro de lo esperado. Ese día, tanto ella como su entorno celebraron lo que parecía haber sido un parto sin complicaciones. Las fotos, los mensajes de alegría en redes sociales y los saludos de amigos reconstruyen las horas en las que María se preparaba para iniciar una nueva etapa junto a su bebé. Sin embargo, la calma duró poco.

De acuerdo con el relato de sus familiares, la madrugada del 16 de noviembre marcó un punto de inflexión fatal. María comenzó a experimentar mareos intensos, dolores punzantes de cabeza, hinchazón inusual y una creciente dificultad para respirar. Su familia asegura que esos síntomas aparecieron de manera súbita, en un lapso de pocas horas, y que ninguno se correspondía con el cuadro clínico que los médicos habían descripto al momento del alta. Ese contraste es, justamente, el que hoy alimenta las dudas y los reclamos de quienes exigen una explicación concreta.

Según contó Sandra Karina Yacanto, la madre de la víctima, la situación se volvió alarmante antes de que amaneciera. Fue ella quien, desesperada, decidió trasladarla de inmediato hacia el Hospital Rawson en un vehículo particular. No había tiempo que perder. La imagen que describió Sandra al llegar al centro de salud es desgarradora: su hija estaba demacrada, debilitada y luchando por mantener la respiración, pese a que solo cuatro días antes había sido declarada clínicamente apta para continuar la recuperación en su hogar.

El esfuerzo por salvarla no tuvo éxito. A las 8.20 de la mañana del domingo, la médica de guardia, Dra. Nadia Barrionuevo (MP 4692), confirmó oficialmente el fallecimiento. Las autoridades sanitarias emitieron un radiograma pasadas las 11, formalizando el triste aviso que ya circulaba entre los pasillos del hospital y que pronto se esparció por toda la provincia. La noticia impactó con crudeza porque el caso reunía todos los elementos que producen conmoción pública: una joven madre, un parto reciente, síntomas graves no advertidos a tiempo y un final abrupto.

Mientras la familia enfrentaba un dolor indescriptible, la Justicia comenzó a mover sus primeros engranajes. El fiscal Martín Morando, acompañado por su equipo de la Unidad de Atención Temprana, inició una investigación para determinar qué sucedió entre el alta del 12 de noviembre y la muerte ocurrida cuatro días después. Los funcionarios judiciales manejan varias hipótesis: una complicación postparto imprevista, un fallo médico súbito, o incluso una condición subyacente que no fue advertida en los chequeos realizados previamente.

La urgencia en el avance de la causa obedece a dos razones fundamentales. En primer lugar, porque la familia necesita respuestas. Y en segundo lugar, porque la muerte de una paciente en un entorno médico siempre exige revisar protocolos, procedimientos y responsabilidades para evitar futuras tragedias. Según voceros judiciales, ya se encuentran en análisis la historia clínica completa de la mujer, los registros del parto, los parámetros evaluados antes del alta y las intervenciones realizadas en su última internación. Cualquier irregularidad, omisión o error podría cambiar el rumbo del expediente.

Los allegados a María describen este momento como un duelo atravesado por la incertidumbre. “Ella estaba feliz, estaba bien. Estábamos todos ilusionados con el bebé y con verla recuperar fuerzas de a poco. Nada hacía pensar que cuatro días después íbamos a estar viviendo esto”, dijo uno de sus familiares más cercanos. La contradicción entre lo que parecía una recuperación normal y la aparición repentina de síntomas graves es el punto más doloroso para quienes la querían.

En paralelo, las redes sociales se llenaron de mensajes de despedida. Las mismas publicaciones en las que María mostraba su panza, sus ecografías y su cuenta regresiva para conocer a su bebé se transformaron en espacios donde amigos, compañeros de trabajo y vecinos expresaron su tristeza y pidieron justicia. El contraste es potente: esas fotos irradiaban felicidad, y ahora acumulan comentarios que exigen una explicación que devuelva algo de paz a la familia.

María solía compartir su embarazo con una mezcla de emoción y ternura. Quienes la seguían en redes recuerdan que siempre acompañaba sus publicaciones con palabras de agradecimiento y esperanza por la nueva vida que estaba gestando. En sus fotos se la veía rodeada de cariño, celebrando cada ecografía y cada avance del proceso. Por eso, el impacto emocional fue aún mayor: su historia se convirtió en un recuerdo interrumpido bruscamente por un episodio que nadie imaginaba.

Para la comunidad de San Juan, el caso representa algo más que un acontecimiento trágico: es un llamado de atención sobre la vulnerabilidad de las mujeres en el período postparto, una etapa que, aunque a veces se considera rutinaria, puede presentar riesgos que requieren controles estrictos y seguimiento permanente. Profesionales de la salud consultados de manera informal por los medios locales remarcaron que síntomas como cefaleas agudas, inflamaciones repentinas o dificultad respiratoria pueden ser señales de preeclampsia tardía u otras condiciones complejas que aparecen incluso después de un parto aparentemente normal.

Aunque todavía no hay conclusiones oficiales, la comunidad médica espera que la autopsia y los estudios complementarios aporten datos concretos. El Ministerio de Salud de la provincia, por su parte, evitó hacer declaraciones públicas hasta que la Justicia avance con sus tareas y se determine si hubo o no fallas en la atención. Lo mismo ocurre con las autoridades del Hospital Rawson, que únicamente confirmaron la defunción sin proporcionar más información.

El dolor de la familia Yacanto se mezcla con la necesidad imperiosa de saber qué ocurrió realmente. Para ellos, reconstruir las últimas horas de vida de María es un acto necesario para entender y, posiblemente, para encontrar algún tipo de consuelo en medio de la tragedia. “Solo queremos la verdad. No queremos más que eso”, dijo una amiga de la víctima, visiblemente afectada.

Hoy, mientras un recién nacido comienza su vida sin la posibilidad de conocer a su madre, la investigación se convierte también en un símbolo de justicia para él. La historia de María no es solo un caso judicial o un episodio hospitalario: es el relato de una vida joven interrumpida en un momento que debía ser de luz y alegría. Es, también, un recordatorio de que los controles médicos postparto no pueden minimizarse ni postergarse, y de que cada síntoma merece atención inmediata.

La provincia permanece expectante. Las redes, los medios y los vecinos siguen de cerca el avance del expediente, mientras que familiares y amigos continúan velando su memoria con mensajes que mezclan amor, indignación y una profunda tristeza. En su comunidad, la figura de “Lali” se transformó en un símbolo involuntario de lucha, una vida que hoy impulsa preguntas que la sociedad necesita responder.