Homicidio múltiple

El misterio de la familia Dupont de Ligonnès: 5 muertes y una desaparición

El caso conmocionó a Francia en 2011 cuando la esposa y los cuatro hijos de Xavier Dupont de Ligonnès aparecieron enterrados en el jardín.
Ayelén Bonino
por Ayelén Bonino |
La familia Dupont de Ligonnès. 

La familia Dupont de Ligonnès. 

A principios de abril de 2011, la casa número 55 del boulevard Robert Schuman amaneció por primera vez en años con las persianas cerradas. La vivienda estaba ubicada en un barrio residencial de la ciudad de Nantes, Francia, y pertenecía a los Dupont de Ligonnès, una familia de ascendencia aristocrática cuyas raíces se remontaban a Versalles.

Por esos días, la quietud en el fastuoso inmueble llamó la atención de los vecinos. Los Dupont de Ligonnès solían tener las ventanas y las puertas abiertas, incluso cuando se iban de vacaciones. La residencia era, además, el foco del bullicio en la cuadra. A los adolescentes que vivían ahí les encantaba la música y algunos tocaban instrumentos.

En rigor, la familia era reconocida por su vida activa en la comunidad. Xavier, el padre, era un conde que se presentaba como un empresario exitoso que solía viajar por el mundo; Agnès, la madre, trabajaba como docente en una escuela católica de la ciudad; mientras que sus hijos desarrollaban diferentes actividades.

Thomas, de 18 años, era un chico tímido que estudiaba musicología; Anne, de 16, era una excelente alumna y además modelaba; y Benoît, el más chico, de 13 años, tocaba la batería. El más grande de todos, Arthur, de 20, estudiaba en una universidad católica cercana, aunque, al igual que Thomas, solía regresar de visita.

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La bella casa de los Dupont de Ligonnès en Nantes, Francia.

La bella casa de los Dupont de Ligonnès en Nantes, Francia.

Los chicos y sus padres parecían tener una vida normal. Trabajaban, estudiaban y se mostraban felices. Sin embargo, a principios de abril de 2011 algo cambió. El domingo 3, la pareja y tres de los niños fueron vistos por última vez en un cine y luego en un restaurante. El lunes siguiente, Anne y Benoît faltaron a la escuela y sus amigos no pudieron comunicarse con ellos.

Más tarde ese día, Xavier cenó solo con Thomas en un restaurante de lujo en Avrillé. Según relataron tiempo después los mozos, durante la velada apenas se hablaron y el joven se sintió mal al final de la comida. Fue la última vez que los residentes de Nantes vieron a la mujer o alguno de los hijos de la pareja.

Durante las semanas siguientes, el silencio en la casa 55 del boulevard Robert Schuman era tal que una vecina llamó a la policía. Cuando lograron entrar, para mitad de abril, la vivienda estaba vacía. Algunos armarios se encontraban abiertos y los oficiales pensaron que los residentes se habían ido de forma voluntaria.

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Los hijos de la familia Dupont de Ligonnès.

Los hijos de la familia Dupont de Ligonnès.

La situación se volvió aún más extraña cuando los investigadores se enteraron que el 11 de abril el colegio de dos de los chicos y el jefe del trabajo de Agnès habían recibido una carta en la que Xavier hablaba de una mudanza repentina a Australia.

Días después, nueve allegados recibieron otra misiva en la que el padre mencionaba un viaje urgente a Estados Unidos para trabajar "como agente secreto de la DEA". En el texto, daba directivas a sus familiares con respecto a los impuestos de la casa y afirmaba que nadie podría contactarse con ellos por años.

En esos días, la policía volvió a registrar la residencia y los agentes notaron la ausencia de fotos en los portarretratos del hogar. Recién el 21 de abril de ese año, ante un nuevo allanamiento, se percataron de la presencia de tierra removida debajo de la terraza, en el patio trasero. Al cavar, descubrieron el horror.

Dupont de Ligonnès y la "casa del terror"

El hallazgo de los cuerpos de Agnès y sus cuatro hijos fue un shock para la ciudad de Nantes. Debajo del deck los investigadores encontraron bolsas de plástico atadas con cinta. Dentro, los cadáveres estaban maniatados y envueltos en sábanas. Había un ícono religioso y una vela al lado de cada uno, como si los hubieran enterrado tras rezar.

Los investigadores se extrañaron al notar dos tumbas. En una, se encontraba Agnès y tres de los chicos, además de sus perros, dos labradores llamados León y Jules. En la otra, estaba solo Thomas. Todas las víctimas estaban en pijama y habían sido asesinadas de dos balazos en la cabeza con un rifle calibre 22. Los vecinos no escucharon ni un solo disparo.

En las autopsias se encontraron, además, pastillas para dormir en las vísceras de los niños. La madre no tenía drogas en su cuerpo. Sin embargo, los oficiales comprobaron que la máquina contra la apnea que utilizaba en la noche se detuvo después de las 3 am del 3 o 4 de abril.

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Debajo de la terraza. Ahí encontraron los cuerpos de los Dupont de Ligonnès.

Debajo de la terraza. Ahí encontraron los cuerpos de los Dupont de Ligonnès.

Uno de los misterios más grandes del caso era la ausencia de rastros de sangre en las habitaciones, en la sala, el vestíbulo o el baño. Ni siquiera en las paredes o el suelo de las piezas. Cuando los investigadores tomaron muestras de los cuerpos, tampoco encontraron huellas de ADN. Nada que implicara a Xavier, el único sobreviviente de la masacre.

La doble vida de Xavier Dupont de Ligonnès

Aunque se mostraba como un empresario exitoso, la vida de Xavier Dupont de Ligonnès estaba lejos de los lujos que habían caracterizado a sus antepasados. En 2000 había intentado mudarse a Florida con su familia, pero no lo logró. Regresó a Francia y a partir de ese año cayó en un espiral de fracasos laborales que lo llevaron a perder grandes sumas de dinero.

Entre sus hazañas, intentó crear un sistema de importación de automóviles desde los Estados Unidos; hizo un sitio de reseñas de los mejores hoteles de Francia; y hasta armó una suerte de sistema de fidelización de clientes gastronómicos llamada Carte Crystal. Pero nada funcionaba. Sabía que en poco tiempo no le quedaría plata y debería dejar su casa.

En 2009, se separó de forma breve de su mujer y se vio con Catherine, una gerenta y empresaria que había sido su novia en la juventud. A su malestar anímico se le sumó también la muerte de su padre, Hubert, de un ataque al corazón. Xavier provenía de una familia de aristócratas. Su ascendencia contaba con mosqueteros, un castillo y hasta un anillo con el emblema familiar.

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El conde Xavier Dupont de Ligonnès.

El conde Xavier Dupont de Ligonnès.

Tras el deceso de Hubert en 2010, Xavier intentó recuperar la valiosa joya, pero en el departamento del anciano no había objetos de valor ni dinero. Lo único que encontró fue un rifle calibre 22. Por esos días, el hombre descubrió una repentina pasión por las armas y comenzó a tomar clases de tiro. Según Le parisien, durante sus prácticas, usaba un silenciador.

En febrero 2011, compró municiones y en marzo de ese año intentó adquirir otra pistola en una armería, aunque no pudo porque no contaba con la autorización correspondiente. El 1 de abril de 2011, compró cemento y una pala y, al día siguiente, cuatro sacos de 10 kg de cal.

Se cree que mató a Agnès, Benoît, Anne y Arthur la noche del 3 al 4 de abril después de sedar a los chicos. El día 5, su hijo Thomas regresó a Nantes. Su padre le dijo que tenía que volver a la ciudad porque su madre estaba en coma tras un accidente. Antes de la medianoche, el joven le mandó un mensaje a un amigo. Luego de esto, la Justicia supone que también fue drogado y asesinado.

Xavier Dupont de Ligonnès: huida y raid

Xavier pasó el resto de la semana solo dentro de su casa. Los vecinos lo vieron salir en un par de oportunidades. Días después, una cámara de seguridad grabó su auto y se lo vio en un restaurante, según se pudo comprobar por su tarjeta de crédito. Más tarde, se dirigió al sudoeste y retiró dinero de un cajero. También fue captado por una cámara.

Parecía que el conde no quería esconderse. En rigor, comenzó un raid por diferentes ciudades del país, la mayor parte de ellas donde había crecido durante su niñez o parte de su juventud. Los investigadores, que seguían cada rastro, pero no lograban dar con él, creyeron que se iba a suicidar y que buscaba despedirse de los lugares donde había vivido.

La zona montañosa de Roquebrune Agnes fue su último destino. Las cámaras de un hotel lo captaron mientras caminaba con una bolsa y lo que parecía ser su rifle. En la imagen se ve cómo el hombre se voltea, mira a la cámara y dice "adiós". Seguros de que iba a terminar con su vida, la policía arribó al lugar y lo buscó con perros, helicópteros y hasta drones.

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Xavier Dupont de Ligonnès fue captado por una cámara en un cajero tras los crímenes.

Xavier Dupont de Ligonnès fue captado por una cámara en un cajero tras los crímenes.

El operativo duró meses, pero jamás lo encontraron. Poco después de su desaparición, una mujer cercana a la familia afirmó haberlo visto en un autobús en Versalles (Yvelines).

Horas más tarde, un cliente de una estación de servicio en Les Ulis también alertó a la policía. En las cámaras de seguridad, se pudo ver a un hombre con características físicas similares que cargaba nafta en un Volkswagen Passat azul y comía una ensalada.

En marzo de 2012, unos franceses creyeron haberlo reconocido en Cuneo, en el norte de Italia. El dueño del restaurante donde lo vieron intentó distraerlo mientras esperaba a los oficiales, pero el sospechoso abandonó al lugar. Los análisis de ADN realizados por Interpol a los cubiertos que usó no arrojaron datos.

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En julio de 2015, un periodista de la AFP recibió una carta firmada con el nombre del desaparecido. El sobre tenía una foto con un mensaje al dorso. En la imagen se veía a dos de sus hijos frente a una mesa de comedor. Era una postal nunca antes revelada a la prensa. La misiva tenía escrito con tinta azul: "AÚN ESTOY VIVO”.

En enero de 2018, las novedades resurgieron cuando una veintena de agentes de policía de Nantes y Toulon llevaron a cabo un operativo en el monasterio de Saint-Désert-des-Carmes, en Roquebrune sur Argens. Unos días antes, dos mujeres denunciaron a un monje que se parecía. El hombre no era otro que un religioso llamado Jean-Marie Joseph.

Xavier Dupont de Ligonnès en Argentina

El paradero del homicida sigue sin conocerse. Aunque no se sabe si esta muerto, algunos de sus allegados creen que su raid en auto fue un engaño para despistar a los oficiales y escapar de forma oculta por las fronteras de Francia. En una reciente serie de Netflix llamada "Misterios sin Resolver", amigos del empresario afirman que el hombre podría haber viajado a América del Sur.

Uno de los allegados menciona a la Argentina como uno de los destinos donde podría estar. Lo cierto es que Xavier Dupont de Ligonnès se convirtió en una de las personas más buscadas del país. El motivo de las muertes de su esposa y sus hijos es un misterio hasta el día de hoy.

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