DESESPERACIÓN

Fuerte renuncia en la causa por la búsqueda de Lian Flores y la gran sospecha de la familia sobre lo que pasó

Han pasado más de seis meses desde que Lian Flores, un niño de apenas tres años, desapareció sin dejar rastro mientras jugaba en el patio de su casa. El 22 de febrero, la vida de su familia cambió para siempre y, hasta el día de hoy, la investigación continúa estancada y sin avances concretos, sumando frustración, dolor y desesperanza entre quienes buscan respuestas.

Fuerte renuncia en la causa por la búsqueda de Lian Flores y la gran sospecha de la familia sobre lo que pasó

Han pasado más de seis meses desde que Lian Flores, un niño de apenas tres años, desapareció sin dejar rastro mientras jugaba en el patio de su casa. El 22 de febrero, la vida de su familia cambió para siempre y, hasta el día de hoy, la investigación continúa estancada y sin avances concretos, sumando frustración, dolor y desesperanza entre quienes buscan respuestas.

Desde aquella tarde de verano, no ha aparecido una sola pista confiable que permita reconstruir qué ocurrió con el pequeño. Según relatan sus padres, Lian jugaba junto a sus hermanos en un terreno contiguo a su vivienda, en un predio de Ballesteros Sud, cuando en cuestión de minutos desapareció de su vista. Nadie lo vio salir, nadie escuchó un grito. Fue como si se lo hubiera tragado la tierra.

El abogado de la familia, Darío Baggini, reconoció ante Noticias Argentinas la gravedad de la situación:

No hay nada, lamentablemente no existe una pista concreta de Lian. Es inentendible que, después de tantos meses, no haya ni un solo indicio”.

Esta falta absoluta de avances mantiene en vilo a la comunidad de Ballesteros Sud, que se movilizó en los primeros días con marchas, cadenas de oración y rastrillajes masivos. Sin embargo, con el paso de los meses, el caso parece haberse desvanecido del radar mediático y judicial, dejando a la familia sola en su búsqueda.

Una investigación sin rumbo claro

Actualmente, el expediente está en manos de los fiscales federales Alejandra Mángano y Marcelo Colombo, de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), junto con la fiscal de Villa María, María Virginia Miguel Carmona. No obstante, las nuevas pruebas incorporadas a la causa no arrojaron resultados positivos, y ninguna de las líneas de investigación abiertas logró avanzar más allá de las sospechas iniciales.

Como si esto fuera poco, en los últimos días la investigación sufrió un sacudón inesperado: la fiscal Isabel Reyna decidió apartarse del caso, luego de que el padre de Lian, Elías Flores Mamani, solicitara reemplazar a su representante legal. Este cambio generó aún más incertidumbre en un expediente que parece navegar sin timón.

Uno de los aspectos más delicados del caso es que, desde el principio, las sospechas de los investigadores y del entorno familiar apuntaron a algunos vecinos, debido a la cercanía física y a ciertos comportamientos considerados extraños. No obstante, la ausencia total de pruebas o indicios concretos impide avanzar en esa dirección.

El propio abogado Baggini fue contundente al respecto:

La sospecha siempre recayó sobre los vecinos, pero, al no tener siquiera un indicio, no se puede hacer nada.

La idea de que el niño haya sido raptado por alguien cercano sin dejar huellas es una de las hipótesis que más dolor causa a sus padres, quienes se niegan a creer que nadie haya visto u oído algo en un barrio donde todos se conocen.

Ante la falta de avances, la fiscal Carmona ha propuesto incorporar una herramienta poco habitual en investigaciones judiciales argentinas: el uso del polígrafo o detector de mentiras. Según explicó Baggini,

La fiscal federal Carmona insiste en que el polígrafo es una prueba con decenas de indicadores fisiológicos que permitirían saber, medianamente, si un testigo miente o no.

Sin embargo, la implementación de esa prueba quedó trabada por cuestiones burocráticas internacionales. Como detalló el letrado,

Cambiaron las autoridades en Estados Unidos y tuvieron que comenzar de nuevo con las gestiones.

Esta demora prolonga aún más los tiempos de una causa que ya lleva más de medio año sin avances, y frustra las expectativas de la familia, que ve cómo se diluye cualquier intento de acercarse a la verdad.

Una familia quebrada pero firme en su búsqueda

Mientras la Justicia parece haberse quedado sin caminos para explorar, Elías Flores y María Soraide, los padres de Lian, atraviesan el dolor más profundo. Según describió su abogado,

Están rotos, pero siguen con fuerzas para encontrarlo. No se resignan.

Cada día que pasa sin noticias de su hijo es un nuevo golpe emocional, pero también una razón para seguir insistiendo ante las autoridades y los medios para que el caso no quede en el olvido. Organizan vigilias, marchas y campañas en redes sociales para mantener viva la imagen de Lian y para que nadie deje de buscarlo.

Lo único que pedimos es que no se detenga la búsqueda, que no lo den por perdido. Lian está en alguna parte y vamos a encontrarlo”, repiten sus padres en cada aparición pública.

En casos de desaparición de menores, el tiempo es un factor clave. Cuanto más se demoran los primeros hallazgos, más se enfrían las pistas y más difícil resulta reconstruir los hechos. En el caso de Lian, las horas iniciales estuvieron marcadas por la confusión y la falta de coordinación entre las fuerzas locales y provinciales, lo que podría haber sido determinante.

Varios especialistas en criminología han señalado que la primera semana de búsqueda es crucial para resolver este tipo de desapariciones, y que cada día que pasa sin información concreta reduce drásticamente las posibilidades de éxito.

Hoy, con más de 200 días transcurridos desde su desaparición, la familia teme que las pocas pistas que pudieron existir hayan quedado sepultadas por el tiempo y la desidia.

Ballesteros Sud, un pequeño pueblo de la provincia de Córdoba, fue sacudido por la noticia de la desaparición de Lian. Durante semanas, los vecinos organizaron marchas, cadenas de oración, rastrillajes y colectas para apoyar a la familia. Sin embargo, con el paso de los meses, el cansancio, la rutina y la falta de novedades fueron apagando ese impulso solidario.

Hoy, solo unos pocos continúan acompañando a los padres en su lucha, mientras el resto de la comunidad parece intentar volver a la normalidad. Esta actitud genera sentimientos encontrados en la familia, que agradece cada gesto de apoyo pero no entiende cómo se puede seguir con la vida cotidiana mientras su hijo sigue desaparecido.

Baggini asegura que continuará presentando escritos y solicitudes para que el caso no quede paralizado. Su mayor preocupación es que, ante la falta de resultados, la causa termine archivada sin haber agotado todas las líneas posibles de investigación.

No puede ser que en un país entero nadie haya visto nada. Alguien tiene que saber qué pasó con Lian”, reclamó el abogado, que también ha pedido formalmente la intervención de organismos nacionales e internacionales especializados en desapariciones de menores.

Mientras tanto, la familia espera que el cambio de fiscal y el impulso de Protex logren reactivar el expediente, aunque reconocen que la esperanza se erosiona un poco más con cada día que pasa.

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