La reconstrucción preliminar de los hechos indica que padre e hijo habían salido de paseo en las cercanías del dique. Según relataron los familiares, su plan era simplemente “tirar piedras al río” y disfrutar de un rato al aire libre, como solían hacer con frecuencia.
Sin embargo, el tiempo pasó y nunca regresaron a su hogar, lo que encendió las alarmas de sus seres queridos. Intentaron comunicarse al teléfono celular de Cristian, pero no obtuvieron respuesta. Ante la preocupación creciente, decidieron salir a buscarlos por su cuenta.
Durante ese rastrillaje informal, hallaron el auto de Fink, un Chevrolet Aveo gris, estacionado y cerrado con llave a unos 600 metros del balneario Águila Blanca, en la margen del río Calabalumba. El hallazgo resultó clave para orientar la búsqueda de las autoridades.
Un operativo desesperado y a contrarreloj para hallar al padre y su hijo
Tras la denuncia familiar, la Policía de Córdoba, el Departamento de Unidades de Alto Riesgo (DUAR), el Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (ETAC), bomberos voluntarios y personal de Defensa Civil desplegaron un operativo de búsqueda con más de un centenar de efectivos.
El dispositivo incluyó drones con cámaras térmicas, perros rastreadores, patrullajes por las costas, embarcaciones livianas y buzos especializados que comenzaron a recorrer distintos sectores del dique y el río.
La búsqueda se extendió durante toda la noche, con tareas que se dificultaron por la baja visibilidad y las bajas temperaturas propias de la zona serrana.
El hallazgo de los cuerpos y la conmoción en la comunidad
Muerte de Cristian Sergio Fink y su hijo 3
Los pesquisas sospechan que Cristian se arrojó de inmediato para intentar rescatarlo, pero ninguno logró salir de las aguas profundas.
Finalmente, en la mañana del jueves, buzos del DUAR localizaron los cuerpos sin vida de Cristian y Álvaro enganchados entre unas ramas a más de dos metros de profundidad, en el sector del lago donde se habían concentrado los rastrillajes desde el inicio.
La noticia del hallazgo causó una profunda tristeza en toda la comunidad de Capilla del Monte, que desde la tarde anterior seguía con angustia cada novedad del caso. Vecinos y allegados se acercaron a la zona para acompañar a la familia, en medio de un clima de silencio y dolor.
“Es un golpe muy duro para todos, estamos devastados”, expresó un familiar directo al portal cordobés El Doce, que fue uno de los primeros en difundir los detalles del operativo. Las autoridades dispusieron un cordón de seguridad y asistencia psicológica para los parientes de las víctimas.
La hipótesis de un accidente trágico
Si bien la causa fue caratulada provisoriamente como “muerte de etiología dudosa”, el fiscal Nelson Lingua, a cargo de la investigación, confirmó que la principal hipótesis apunta a un accidente.
“Se presume que el niño cayó al agua y el padre, en un acto desesperado por salvarlo, se arrojó detrás. Lamentablemente, ninguno de los dos pudo salir”, indicó una fuente judicial con conocimiento directo del expediente.
Los investigadores aguardan ahora los resultados de las pericias forenses y estudios toxicológicos, que permitirán descartar otras posibles causas de muerte y establecer con mayor precisión lo sucedido.
El auto cerrado con llave, una pista que orientó la búsqueda
Uno de los elementos que resultó clave para centrar el rastrillaje en el dique fue el hallazgo del vehículo de Fink. El Chevrolet Aveo gris estaba cerrado con llave, sin signos de violencia y en una zona aislada cercana a la costa del lago, lo que llevó a los investigadores a pensar que padre e hijo habían descendido caminando hacia el agua y nunca regresaron.
“Cuando vimos el auto cerrado y sin señales de Cristian, entendimos que algo malo podía haber pasado”, relató un tío de la víctima. A partir de ese momento, el operativo se intensificó en el área que finalmente resultó ser la escena de la tragedia.
Quién era Cristian Fink
Cristian Sergio Fink tenía 37 años y era vecino de Capilla del Monte, donde vivía con su familia. Según contaron sus allegados, era un hombre muy dedicado a su hijo Álvaro, con quien solía realizar escapadas a la naturaleza de la zona serrana.
“Siempre salían juntos a caminar, a pescar o a tirar piedras al río. Tenían una conexión muy especial”, recordó un amigo cercano. La muerte de ambos dejó una herida abierta en la comunidad, que se mostró conmovida y solidaria con los familiares.
“La tristeza es inmensa. Nadie puede creer lo que pasó”, expresó un bombero que participó del rastrillaje.