Con la mirada puesta en el juicio previsto para 2026, Mazzei aguarda la aparición de nuevos testimonios y pruebas que permitan llevar a juicio a Carlos Pérez, Victoria Caillava, Laudelina Peña, Daniel Ramírez, Walter Maciel, Antonio Benítez y Mónica Millapi, todos actualmente imputados. El perito considera que la acumulación de evidencia permitirá obtener condenas ejemplares, no sólo por la gravedad de los hechos, sino también por la necesidad de enviar un mensaje claro frente a delitos de estas características.
Uno de los pedidos más insistentes del especialista fue la urgencia de drenar dos lagunas cercanas al paraje El Algarrobal. Según Mazzei, en esos cuerpos de agua podrían encontrarse rastros decisivos para esclarecer el caso. “Descartar esa hipótesis sería darle paz a la familia”, afirmó. Esta solicitud, que ya había sido elevada anteriormente, volvió a tomar fuerza en las últimas semanas como una acción concreta para despejar dudas y avanzar con mayor precisión en la investigación.
En paralelo, el perito solicitó una reconstrucción integral de los hechos con todos los imputados presentes, lo que permitiría establecer una secuencia temporal mucho más precisa. Según Mazzei, esta medida podría revelar contradicciones entre los testimonios y contribuir a fortalecer la acusación en el futuro juicio oral. “Cada minuto cuenta, y cada paso que dieron ese día debe ser analizado con precisión quirúrgica”, insistió.
Sin embargo, más allá de los avances técnicos y judiciales, Mazzei no dudó en cuestionar el rol de las autoridades y la utilización política del caso. “El caso Loan se utilizó políticamente, y eso entorpeció tanto la búsqueda inicial como las primeras etapas de la investigación”, denunció. Para el perito, el expediente dejó al descubierto graves fallas estructurales en el sistema argentino de búsqueda de personas. “Es una herida abierta en nuestro sistema. Necesitamos un sistema unificado de búsqueda, con fuerzas coordinadas, respaldo político real y prudencia mediática. No se puede improvisar cuando la vida de un niño está en juego”, subrayó.
Estas declaraciones reavivaron el debate en torno a la actuación de las autoridades locales y nacionales en los primeros días tras la desaparición. Organizaciones civiles y especialistas en seguridad señalaron que los primeros 60 minutos son fundamentales en cualquier operativo de búsqueda de menores, y que en el caso de Loan se perdieron horas críticas por descoordinaciones entre jurisdicciones, cambios en las hipótesis y declaraciones confusas que se multiplicaban en los medios.
En contraposición a sus críticas, Mazzei elogió la labor de la jueza María Cristina Pozzer Penzo, a quien calificó como “una de las leonas de esta causa”. Destacó su decisión de extender la investigación sin ceder a presiones externas ni dar por cerrado el expediente. “Ha demostrado coraje y compromiso. Su firmeza ha sido clave para que hoy podamos seguir avanzando y no estemos frente a un caso archivado como tantos otros”, señaló.
Mientras tanto, el entorno familiar de Loan Peña sigue viviendo una espera dolorosa. La ausencia del niño se transformó en un símbolo de las falencias estructurales que atraviesan las búsquedas en el país. Diversas marchas y concentraciones se han realizado en Corrientes y otras provincias, exigiendo justicia y respuestas concretas. La figura de Loan, con su sonrisa en las fotos que se multiplicaron en redes y medios, se convirtió en un recordatorio constante de que aún no hay certezas sobre su destino.
La nueva teoría de Mazzei no sólo amplía el panorama de lo que pudo haber ocurrido, sino que introduce un elemento perturbador: el hecho de que el secuestro no habría sido planificado específicamente contra él, sino que su aparición en el almuerzo cambió las variables de un plan preexistente. Para los investigadores, esto obliga a repensar el contexto en el que se movían los implicados y los motivos detrás de la acción.
A medida que se acerca 2026, el caso se encamina a convertirse en uno de los juicios más relevantes de la historia judicial reciente en Argentina. No sólo por la gravedad de los hechos y el impacto social, sino también porque pondrá en juego la capacidad del sistema judicial de dar respuestas claras y firmes frente a delitos que conmueven a toda la sociedad.
Para Mazzei, la clave está en mantener viva la investigación, profundizar las pericias y no dejar cabos sueltos. “Cada dato puede ser determinante. No se trata de buscar culpables al azar, sino de reconstruir con precisión científica cada paso dado ese día. Loan merece justicia, y la sociedad también”, concluyó.
La desaparición de Loan Peña se ha convertido en un espejo que refleja las luces y sombras de las instituciones argentinas, la potencia de la presión social y la necesidad de que las investigaciones criminales tengan recursos adecuados, tiempos razonables y una dirección clara. La nueva teoría presentada por Mazzei es una pieza más de un rompecabezas complejo, que aún espera ser armado en su totalidad.