¿Maltratos sistemáticos contra sus siete hijos?
León no era la única víctima en la casa. Vivía con seis hermanos, todos expuestos a maltratos físicos y psicológicos. Sin embargo, la fiscal explicó que había una “particular ensañamiento contra el bebé”.
Los testimonios recogidos en el juicio revelaron prácticas de violencia extrema: le pinchaban las manos y los pies con agujas, lo mordían en el cuello y lo golpeaban con puños. Cuando murió, presentaba marcas de mordeduras humanas en la zona del cuello, atribuibles a su propia madre.
Los testigos y las denuncias
Papás de León Aquino juzgados
Durante el debate, se escucharon relatos estremecedores. Dos de los hermanos de León declararon en Cámara Gesell y relataron escenas de violencia. Uno de ellos, de 12 años, expresó su deseo de contar lo sucedido, pero al momento de la entrevista se bloqueó por el trauma.
También hablaron vecinos y tías de los niños, quienes desde hacía tiempo advertían la situación de riesgo. Incluso se aportaron chats de WhatsApp donde las tías pedían que les entregaran a los chicos, convencidas de que estaban en peligro.
Algunos vecinos relataron que en una ocasión, al pasar un patrullero por la zona, los chicos salieron corriendo, llorando y abrazando a los policías, rogándoles que los ayudaran porque su padrastro los golpeaba.
Marcad en el cuerpo de León Aquino: las mordeduras y el horror
Uno de los aspectos más impactantes que se ventiló en el juicio fue la existencia de mordeduras en el cuello de León, constatadas por pericias forenses. La madre intentó justificarlo diciendo que lo hacía “jugando”, pero los informes demostraron que la fuerza utilizada había dejado improntas dentarias claras y profundas.
“Lo torturaban delante de sus hermanos”, señaló la fiscal, quien pidió que se reconociera el ensañamiento como agravante en la calificación del delito.
El dibujo de un hermano que reveló el infierno que vivían los hijos de Aquino y Fernández
En el proceso se exhibió un dibujo realizado por uno de los hermanos, donde se representaba una figura grande rodeando con rayas punzantes a un niño más pequeño. Para la fiscal, esa imagen era la expresión simbólica del maltrato que vivían los chicos, especialmente León.
Aunque no es prueba científica, Attarián Mena sostuvo que “es la voz de esas criaturas que no podían poner en palabras lo que sufrían” y decidió mostrarlo en el tribunal como parte de su alegato.
Tras el asesinato de León, los seis hermanos sobrevivientes fueron apartados de la pareja. Algunos quedaron bajo el cuidado de tías maternas y otros fueron derivados a hogares convivenciales. Según testimonios, los niños mostraban señales de temor permanente, como mirar hacia las ventanas antes de tomar la leche, por miedo a que aparecieran los adultos que los maltrataban.
Denuncias previas ignoradas
El caso también expuso las fallas del sistema de protección infantil. Existían denuncias previas de violencia familiar e incluso se habían realizado controles médicos, donde no se constataron lesiones visibles en ese momento.
La fiscal fue contundente: “Los organismos tenían conocimiento de la situación, pero no se dimensionó la gravedad del riesgo en el que estaban estos chicos”.
Jesica del Carmen Aquino y Roberto Carlos Fernández fueron detenidos apenas se conoció la muerte de León y permanecen con prisión preventiva desde hace dos años.
El juicio oral en Quilmes avanzó con pruebas abrumadoras en su contra. El veredicto se conocerá en las próximas horas y, si prospera el pedido de la fiscalía, ambos recibirán la condena a prisión perpetua, que en Argentina equivale a 50 años de cárcel.
“Nunca más deben salir en libertad”
La fiscal Attarián Mena cerró su intervención con un pedido contundente: “Estoy solicitando perpetua. Nunca más deben salir en libertad. León y sus hermanos merecen justicia”.
La sociedad sigue con atención este caso, que se suma a una lista dolorosa de crímenes contra la infancia y reaviva el debate sobre la responsabilidad del Estado en la prevención de estas tragedias.