En un caso que recuerda al aberrante crimen de Lucio Dupuy, una nena de 4 años, identificada como Bella Felicidad Núñez, murió tras haber sido brutalmente golpeada y su madrastra, de 38 años, fue detenida acusada de ser la autora del hecho.
La madre de la niña, que había viajado por trabajo, denunció que dejó a su hija al cuidado del padre y que la recibió “en un ataúd con el cuerpo lleno de moretones”.
En un caso que recuerda al aberrante crimen de Lucio Dupuy, una nena de 4 años, identificada como Bella Felicidad Núñez, murió tras haber sido brutalmente golpeada y su madrastra, de 38 años, fue detenida acusada de ser la autora del hecho.
La menor había ingresado al Hospital Zonal de Agudos Gobernador Domingo Mercante, en Malvinas Argentinas, con lesiones compatibles con maltrato infantil. Sin embargo, la víctima falleció en las últimas horas luego de estar internada en grave estado a causa de un traumatismo de cráneo.
Según informaron los investigadores, fue Mariana Gisela Bologna, pareja del padre de la niña, quien la llevó al hospital, aunque no pudo explicar el origen de las múltiples lesiones que presentaba la menor en su cuerpo.
La madre de Bella, Rosa Albornoz, se había trasladado a la Costa Atlántica por motivos laborales y dejó a su hija al cuidado de su padre y su madrastra. Tras conocerse la trágica noticia, la mujer expresó su dolor a través de las redes sociales: “Me la mataron con tantos golpes que la dejaron inconsciente, con su carita llena de moretones”.
En un conmovedor relato, Albornoz señaló: “La dejé con su papá para cuidarla porque yo me fui a la Costa a trabajar y hace dos días me entero que a mi hija me la mataron a golpes. Por favor, pido Justicia. Salí a trabajar para darle un techo a mi hija porque nosotras dos alquilábamos y no tenía mucha ayuda. Pensé que el padre la cuidaría, pero no. A mi hija me la entregaron en un ataúd con su cuerpo lleno de moretones”.
La causa quedó a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción N°19 de Malvinas Argentinas, encabezada por la fiscal Mirna Sánchez, quien ordenó la detención de Bologna mientras avanza la investigación.
El 26 de noviembre de 2021, la vida de Lucio Dupuy se apagó de forma brutal. Su muerte fue el desenlace de una cadena de abusos, golpes y negligencia por parte de su entorno más cercano y de los profesionales que lo asistieron.
Ese día, Abigail Páez, la pareja de su madre, Magdalena Espósito Valenti, fue la responsable de la última agresión. En el juicio posterior, Páez relató cómo ese día vio a Lucio “mandarse un moco”, lo que motivó una serie de golpes brutales.
Tras el ataque, Lucio, aún consciente, fue llevado a la ducha por Páez, quien intentó que se recompusiera. Sin embargo, el pequeño se desvaneció y, al caer al suelo, Páez intentó reanimarlo con maniobras de RCP, sin éxito.
El diagnóstico final fue desgarrador: Lucio había sufrido abusos, maltrato físico y psicológico durante meses. La autopsia reveló mordeduras, golpes, quemaduras de cigarrillo y una muerte provocada por un politraumatismo. La saña de sus agresores era evidente. Su madre y su pareja no solo lo mataron, sino que lo sometieron a un sufrimiento indescriptible.
Por otro lado, la denuncia, que debía haberse hecho mucho antes, llegó tarde. Durante el juicio, se evidenció que tanto los médicos que atendieron al niño como las maestras del jardín no cumplieron con su obligación de denunciar los maltratos