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Claudia Scrazzolo, de 38 años, quien fue hallada sin vida y semienterrada en el patio de su domicilio del barrio Santa Marta, en Ezeiza.
Una investigación con tecnología y contradicciones
La DDI de Ezeiza tomó la conducción de la investigación y comenzó a reconstruir las últimas horas de la víctima. En ese proceso, resultaron fundamentales los testimonios de una menor de 15 años y su pareja, Fernando Ruíz Díaz, de 24 años. Ambos ofrecieron declaraciones contradictorias que levantaron sospechas entre los investigadores.
El análisis de cámaras de seguridad cercanas al domicilio fue crucial. Las imágenes registradas durante la madrugada del crimen mostraron la llegada de dos vehículos: un Peugeot 208 negro y un Fiat Cronos oscuro, este último identificado como un vehículo de Uber. Uno de los registros mostró a un hombre descendiendo del segundo coche, entrando a la vivienda y saliendo pocos minutos después.
Este dato encendió las alertas. Al mismo tiempo, surgió otra prueba comprometida: el uso indebido del celular de la víctima. La menor de edad que estaba siendo investigada había enviado un mensaje al lugar de trabajo de Scrazzolo desde su propio teléfono. En el texto, intentaba justificar la ausencia de la mujer con una excusa médica: “No voy a ir a trabajar por problemas de salud”, decía el mensaje dirigido al Centro de Operaciones Municipales de Ezeiza.
Uber, geolocalización y una campera que lo incriminó
Con la patente del Fiat Cronos en su poder, la Policía solicitó colaboración a la empresa Uber, que proporcionó la geolocalización exacta del vehículo utilizado esa noche. Esa información condujo a los agentes hasta una propiedad ubicada en la calle Itapirú 1451, en Valentín Alsina, partido de Lanús.
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La escena del crimen y el lugar donde apareció el cuerpo.
Fue allí donde finalmente se produjo la detención. Personal de la DDI Ezeiza, en conjunto con la comisaría 2ª, montó un operativo en las inmediaciones de la casa. Esperaron a que el sospechoso saliera y lo interceptaron en la vereda. Llevaba puesta una campera idéntica a la que aparecía en las grabaciones de seguridad, lo que reforzó aún más la acusación.
El crimen que sacudió al barrio Santa Marta
El cuerpo de Scrazzolo, semienterrado en el patio trasero, presentaba signos claros de violencia. Según los primeros informes forenses, la víctima había sido atacada con saña. Los vecinos, aún consternados, relataron que no habían escuchado gritos, lo que sugiere que el ataque ocurrió en un momento de bajo movimiento en la zona, probablemente de madrugada.
Además del hallazgo del cuerpo y la manipulación del celular, los investigadores encontraron otros indicios de que el crimen había sido premeditado. El hecho de que el cuerpo estuviera cubierto por una sábana y enterrado indica un intento de ocultamiento. La secuencia de movimientos registrada por las cámaras también muestra que los implicados permanecieron en la casa solo el tiempo necesario para cometer el delito.
El rol de los testigos y la menor implicada
La menor de 15 años y su pareja, Fernando Ruíz Díaz, fueron citados a declarar en calidad de testigos. Sin embargo, las contradicciones en sus relatos generaron nuevas líneas de investigación. Si bien en un principio negaron conocer al autor del crimen, luego admitieron haber estado en la vivienda esa noche.
Los investigadores evalúan si hubo participación activa o encubrimiento por parte de alguno de ellos. El mensaje enviado desde el celular de la víctima podría constituir una prueba de encubrimiento, ya que intentaba simular que Scrazzolo seguía con vida.
Por el momento, la principal acusación recae sobre Nicolás Ezequiel Rodríguez, cuya detención fue concretada con pruebas materiales y tecnológicas. La justicia deberá ahora avanzar con la imputación formal y determinar si existen más responsables.