A partir de allí se observaron algunas corridas ante la posibilidad de que el acusado se escapara por los techos. En ese sentido, los mismos vecinos comenzaron a derribar con martillos y elementos de cemento la casa e intentaron incendiarla.
La vivienda del presunto asesino queda a la vuelta de la casa donde fue ejecutado Máximo.
Pasadas las 13:30, la policía logró detener al acusado, pero no podía sacarlo por la gran cantidad de vecinos que había frente a la casa.
Tiempo más tarde, ante la llegada de más policías y miembros de grupos especiales fuertemente armados, montaron un operativo y entre piedrazos y balas de goma lograron sacar a ‘el salteño’, como se apodaba al capo narco del barrio.
Incluso, la tía del menor asesinado quedó descompensada y tirada en medio de la calle ante la mirada de los efectivos y los vecinos, que fueron a asistirla. En paralelo, el padre de Máximo recibió varios impactos de bala de goma en su torso.
A pocos metros de la vivienda del narco, los vecinos también prendieron fuego y destruyeron el búnker donde se encargaban de realizar la compraventa de los estupefacientes.
Pasadas las 14 horas, se procedió a sacar la esposa y una de las hijas de ‘el salteño’. Tras caminar unos metros y ante cierta resistencia lograron introducirlas en la parte de atrás de uno de los patrulleros el cual debió acelerar a toda velocidad para salir del barrio.