Tomó una escopeta calibre 16, regresó al lugar del conflicto y, sin pronunciar palabra, le disparó a Sixto en el rostro. La escena fue presenciada por Gregorio Antinao, quien luego se convirtió en testigo clave.
Tras presenciar el crimen, Antinao decidió actuar de inmediato. Condujo a Sandoval hasta la comisaría más cercana y lo presentó ante los efectivos: “Les vengo a entregar a un asesino”, fueron sus palabras.
El cuerpo de Diego Sixto fue hallado posteriormente en la casa del imputado. Cuando la policía lo interrogó, Sandoval admitió lo ocurrido: “Me mandé una macana”, dijo, usando un eufemismo para referirse a un asesinato que ha sacudido a la zona.
Pese a la gravedad del hecho y al pedido del fiscal Miranda para que Sandoval cumpla prisión preventiva efectiva, el juez a cargo decidió no encarcelarlo. Consideró que la edad del imputado –71 años– era un factor relevante para evitar su permanencia en un centro penitenciario.
En lugar de la cárcel, se le impuso prisión domiciliaria, control mediante tobillera electrónica y la prohibición de salir de Bariloche. Tampoco podrá tener contacto con los testigos ni acercarse a la familia de la víctima.
El magistrado estableció un plazo de cuatro meses para desarrollar la investigación judicial. Durante ese tiempo, la fiscalía deberá recabar pruebas, tomar declaraciones y definir si solicitará la elevación a juicio.
Mientras tanto, la familia de Sixto reclama justicia y la comunidad se muestra dividida entre el repudio al crimen y la conmoción por ver a un anciano como autor de un hecho tan violento.
Los pobladores de Villa Llanquín y sus alrededores viven en contacto directo con el campo y los animales. Las discusiones sobre doma, pasturas y técnicas de manejo de animales no son inusuales, pero jamás imaginaban que una de esas disputas podía terminar en muerte.
La violencia rural, silenciosa y a menudo ignorada por las grandes ciudades, muestra otra cara del conflicto social: una en la que las tensiones se resuelven de manera drástica y sin mediación.
La defensa de Sandoval argumentará, según trascendió, que actuó en defensa propia luego de recibir un ataque físico directo. Sin embargo, la decisión de retirarse a su casa, buscar un arma y regresar para disparar, complejiza la estrategia y desdibuja cualquier posibilidad de legítima defensa inmediata.
La clave estará en el análisis de los testimonios, la trayectoria del disparo y los informes forenses que establezcan si hubo premeditación o reacción impulsiva.
Bariloche y sus zonas rurales vecinas suelen destacar por su paisaje, su turismo y sus tradiciones patagónicas. Sin embargo, este crimen ha dejado un mensaje incómodo: la violencia no respeta ni edad ni contextos.
Los vecinos ahora temen que las tensiones escondidas bajo una aparente calma rural puedan replicarse en otros conflictos no resueltos. La justicia, por su parte, deberá determinar si la edad puede ser un atenuante suficiente para evitar una prisión efectiva ante un hecho tan brutal.