“Ahora vas a poder hacer tu vida, ya no vas a tener que viajar más. Yo solo te pedía un abrazo para Esteban y para mí, un beso a la mañana antes de irte a trabajar. No te pedíamos mucho… No te vamos a mendigar más. Nos vas a recordar toda la vida”, escribió Micaela en el texto que fue hallado a pocos metros de los cuerpos. Estas palabras, cargadas de tristeza y desesperación, se convirtieron en la evidencia principal de que no se trató de un doble homicidio, sino de un caso de filicidio seguido de suicidio.
El giro de la investigación
A pesar de la evidencia escrita, la investigación tuvo un giro inesperado cuando los resultados de la autopsia revelaron que Micaela presentaba dos disparos, lo que generó sospechas inmediatas sobre la participación de una tercera persona. Esta situación llevó a que Fernando Esteban Cuello fuera señalado como principal sospechoso.
Sin embargo, el avance de las pericias y las declaraciones clave descartaron esta posibilidad. Las autoridades comprobaron que la coartada del hombre era sólida: su tarjeta SUBE registraba movimientos coincidentes con su trayecto habitual al trabajo, y su empleador confirmó que estuvo en su puesto durante toda la jornada.
El abogado defensor, Marcelo Chumbita, respaldó esta versión y brindó detalles sobre el estado emocional de Micaela en los días previos a la tragedia. “Había discusiones frecuentes en la pareja y Micaela estaba agotada por la atención que requería su hijo”, explicó. Según trascendió, Esteban –el hijo de ambos– tenía necesidades especiales o demandaba cuidados constantes, lo que habría incrementado la presión sobre la mujer.
El contexto familiar, clave para entender la tragedia
Vecinos y conocidos de la familia aportaron detalles sobre la vida cotidiana de los protagonistas. Micaela y Fernando vivían juntos desde hacía más de una década, en una relación que, según algunas fuentes, había comenzado a mostrar signos de desgaste. La mujer, que se dedicaba al cuidado del hogar y del pequeño Esteban, habría manifestado en reiteradas ocasiones su cansancio y su sensación de abandono.
Las tensiones familiares, sumadas a la soledad y a la carga emocional que representaba la atención de su hijo, parecen haberla empujado a tomar una decisión desesperada. El doble disparo que acabó con su vida, uno de los aspectos más sorprendentes del caso, podría explicarse por un intento inicial fallido y un segundo disparo. Los peritos descartaron la presencia de otras personas en el lugar, confirmando la hipótesis del suicidio.
El impacto en la comunidad
La noticia causó conmoción en Florencio Varela, un barrio que, aunque acostumbrado a ciertos hechos delictivos, nunca había sido escenario de una tragedia de esta magnitud. Los vecinos se mostraron consternados y expresaron su pesar por lo ocurrido. Muchos coincidieron en señalar que Micaela era una mujer reservada, que se mostraba cariñosa con su hijo y que pocas veces compartía detalles de su vida privada.
“Es una tristeza muy grande. Nadie imaginaba algo así. Ella siempre estaba atenta al nene, se la veía preocupada por él”, comentó una vecina que prefirió mantener el anonimato. Otros residentes indicaron que Micaela había mencionado en el pasado su frustración por la rutina diaria y la falta de apoyo.
Las autoridades llaman a la reflexión
El trágico desenlace reabrió debates sobre la salud mental, la violencia intrafamiliar, y la importancia de los sistemas de contención social. Organismos locales y provinciales recordaron que existen líneas de ayuda y asistencia para personas en crisis, e instaron a la comunidad a estar atenta a las señales de alerta.
“No estamos hablando de un femicidio ni de un homicidio doble. Estamos frente a un caso de una madre desesperada, con un entorno que probablemente no vio o no supo cómo actuar”, señaló un vocero policial. Esta afirmación refuerza la importancia de la prevención y del acompañamiento, tanto a nivel familiar como institucional.
El último adiós
Los cuerpos de Micaela y Esteban fueron trasladados a la morgue judicial, donde se realizaron las autopsias correspondientes. Tras la liberación, los restos fueron velados en la cochería local, en medio de un profundo silencio y el dolor de familiares y amigos. Fernando, visiblemente afectado, se mostró inconsolable ante la pérdida de su hijo y de su pareja.
En medio del luto, la familia pidió respeto y privacidad para transitar este momento. Mientras tanto, la investigación quedó cerrada como un filicidio seguido de suicidio, aunque dejó abiertos interrogantes sobre los factores que llevaron a este final desgarrador.