DOLOR

Se reveló el dato más estremecedor de la autopsia de Soledad Machuca

La investigación por el femicidio de Soledad Machuca, la preceptora de 35 años hallada muerta en febrero de este año en Posadas, continúa avanzando con nuevos elementos que refuerzan la hipótesis de un crimen brutal, premeditado y posteriormente encubierto.

Se reveló el dato más estremecedor de la autopsia de Soledad Machuca

La investigación por el femicidio de Soledad Machuca, la preceptora de 35 años hallada muerta en febrero de este año en Posadas, continúa avanzando con nuevos elementos que refuerzan la hipótesis de un crimen brutal, premeditado y posteriormente encubierto. En las últimas horas, la familia de la víctima reveló detalles claves sobre la autopsia, la cual confirmó que la mujer murió por asfixia mecánica y que fue ahorcada con su propio brazo, un dato estremecedor que, según sostienen los investigadores, coincide con la escena encontrada en la vivienda donde fue hallado el cuerpo.

La abogada que representa a la familia, Nancy Jara, explicó que los resultados surgieron de un análisis “absolutamente exhaustivo”, llevado a cabo por especialistas forenses que revisaron minuciosamente cada indicio relevado en el lugar del hecho y en el cuerpo de la víctima. Para Jara, el avance es decisivo: asegura que “el contexto del crimen está prácticamente esclarecido”, aunque todavía quedan instancias judiciales por transitar antes de elevar la causa a juicio.

En el centro de la acusación se encuentra Gustavo Cardozo, exsuboficial de la policía y esposo de la víctima. Cardozo está detenido con prisión preventiva desde septiembre, luego de que las primeras pericias realizadas tras el hallazgo del cadáver lo ubicaran como principal sospechoso. Además, su madre, Teresa Correa, también está imputada por presunta participación en maniobras de encubrimiento después del crimen, especialmente relacionadas con la limpieza de la escena y el movimiento del cuerpo.

Los peritos que trabajaron el 5 de marzo, durante las primeras diligencias en la habitación donde Soledad fue encontrada, describieron el lugar como una “escena totalmente macabra”. Las autoridades registraron 32 puntos de presencia de sangre y material genético, un cuadro que parecía indicar una agresión extremadamente violenta. A esto se sumó el hallazgo de rastros de cloro, o algún agente similar, aplicado aparentemente con la intención de borrar evidencia biológica. Para los investigadores fue una señal casi inmediata de que alguien había intentado lavar y manipular la escena del crimen, lo que reforzó la sospecha de participación de más de una persona en el hecho.

Según los informes forenses, la autopsia reveló que Soledad murió a causa de una fuerte compresión cervical, lo que implica una maniobra sostenida de ahorcamiento que le impidió respirar y le causó la muerte en cuestión de minutos. El cuerpo también presentaba golpes en la cabeza, hematomas en brazos y señales compatibles con un forcejeo extremo previo al fallecimiento. Para los especialistas, esta combinación de lesiones apuntala la teoría de que la víctima habría intentado defenderse antes de ser reducida.

La noche del 25 de febrero, alrededor de las 22:00, el cuerpo de Soledad fue encontrado en una vivienda del barrio Acaraguá de Posadas. Fue su propio esposo quien notificó a las autoridades, según consta en el expediente. Para entonces, la versión que Cardozo intentó instalar fue la de un aparente suicidio o accidente, pero los investigadores rápidamente detectaron contradicciones en su relato, además de inconsistencias entre la posición del cuerpo y los signos observados en la autopsia preliminar.

Con el correr de las horas, la sospecha hacia Cardozo se consolidó. Semanas después, el análisis del material genético recuperado en el cuerpo y la ropa de la víctima terminó por acorralarlo. “Hay ADN del imputado en el cuerpo, en el cuello, en los arañazos de la espalda, en los golpes. Y también en una prenda íntima de Soledad, que tenía una mancha de sangre y dio positivo para el ADN del marido”, detalló la abogada Jara en declaraciones previas. Además, confirmaron que la ropa del acusado tenía manchas de sangre que coincidían con el perfil genético de la víctima.

Uno de los elementos de mayor peso en la causa es el relato coincidente de más de 30 testigos, quienes aseguraron haber presenciado movimientos sospechosos en la vivienda y maniobras de limpieza horas después del hallazgo. Varias de esas declaraciones apuntan directamente a la madre de Cardozo, a quien se acusa de haber colaborado en la manipulación del cuerpo y en la limpieza de rastros con productos corrosivos. La fiscalía sostiene que estos testimonios serán fundamentales a la hora de sostener la acusación de encubrimiento agravado.

En el plano emocional, la familia de Soledad transita un camino complejo, que mezcla dolor, incredulidad y la necesidad de encontrar justicia tras una muerte que describen como “incomprensible y devastadora”. Para ellos, el avance forense representa un paso importante, aunque sienten que todavía falta una respuesta más profunda por parte del sistema judicial. “Queremos que se haga justicia por Soledad. Que paguen todos los que participaron en lo que le hicieron”, expresan con frecuencia sus allegados.

Quienes conocían a Soledad la describen como una mujer tranquila, dedicada a su trabajo como preceptora, muy comprometida con sus estudiantes y profundamente cercana a su familia. Su muerte generó conmoción en la comunidad educativa de Posadas, donde sus compañeros organizaron vigilias, marchas y pedidos públicos de esclarecimiento. Varios docentes manifestaron su preocupación por la vulnerabilidad de las mujeres que atraviesan situaciones de violencia y la necesidad de redoblar esfuerzos institucionales para prevenir femicidios.

En la causa también aparece el antecedente de una relación conflictiva entre la víctima y el imputado. Si bien no había denuncias recientes, allegados aseguran que la pareja atravesaba momentos tensos. La abogada Jara, en tanto, señaló que existen indicios de que Soledad podría haber estado viviendo una situación de violencia previa, aunque nada de eso fue denunciado formalmente ante organismos oficiales.

El proceso judicial aún continúa en etapa de instrucción, con peritajes complementarios solicitados por la fiscalía para reforzar la acusación. Las autoridades procuran reconstruir con precisión las últimas horas de vida de la víctima, establecer la cronología exacta del asesinato y determinar si otras personas tuvieron participación activa en el hecho o en su encubrimiento. La expectativa es que en los próximos meses el expediente sea elevado a juicio oral, donde se ventilarán todas las pruebas recolectadas.

Este caso se suma a una lista de femicidios que, año tras año, golpean a Misiones y a todo el país. Diversas organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres volvieron a reclamar medidas urgentes de protección, mayor presencia estatal y mecanismos de intervención más efectivos ante señales tempranas de violencia. Para ellas, cada crimen que se esclarece aporta a la visibilidad de una problemática estructural, pero al mismo tiempo expone la necesidad de políticas de prevención mucho más contundentes.

Mientras tanto, la familia de Soledad sigue esperando. Con el dolor a cuestas, continúa asistiendo a cada instancia judicial, acompañada por vecinos, docentes y referentes sociales que piden que este femicidio no quede impune. El avance de la autopsia y de las pruebas genéticas reafirman la hipótesis de un crimen planificado y encubierto, y ahora será la Justicia quien deberá decidir el destino de los imputados.