El momento del ataque que paralizó el aula
La agresión ocurrió en medio de una clase de artística. La joven agresora sacó una navaja de su mochila y, sin previo aviso, atacó a una compañera sentada justo en el banco de enfrente. El hecho fue tan rápido como brutal. En cuestión de segundos, el aula pasó del silencio al caos.
“Todo fue un caos. La chica sangraba mucho, muchísimo. Todos estábamos asustados”, relató un compañero de curso que presenció la escena. Mientras la docente intentaba contener la situación, varios alumnos acudieron en ayuda de la víctima. Al mismo tiempo, se llamó al 911 y en pocos minutos llegaron la policía y una ambulancia al lugar.
El estado de salud de la víctima y el perfil de la atacante
Las primeras informaciones médicas trajeron un respiro para la comunidad educativa. “La víctima está fuera de peligro”, confirmaron desde el hospital Simplemente Evita, donde fue trasladada. Recibió tres puntos de sutura en la cabeza y presentó lesiones leves en una de sus manos, aparentemente al intentar defenderse.
Sobre la agresora, fuentes oficiales indicaron que ya estaba siendo tratada por problemas psiquiátricos. “La atacante tiene problemas mentales, según sus padres. Está en tratamiento en el hospital de niños de San Justo”, detallaron fuentes policiales. El arma utilizada fue una navaja que logró introducir sin inconvenientes al establecimiento.
Las limitaciones en el control escolar
El caso puso en el centro del debate la seguridad dentro de los colegios. Desde la fuerza policial se brindaron declaraciones que revelan una importante limitación normativa: “En los colegios no está permitido revisar a los chicos ni sus mochilas, tampoco se puede tocar a ningún chico bajo ningún concepto”, explicaron. Esa normativa, vigente en la mayoría de las instituciones educativas, deja un vacío preocupante en el control de elementos peligrosos, como el que fue utilizado en este episodio.
El caso en el colegio Santa Doménica demuestra que, en contextos de vulnerabilidad emocional o mental de los estudiantes, estas limitaciones pueden tener consecuencias graves. El debate sobre el equilibrio entre derechos, privacidad y seguridad escolar vuelve a instalarse con fuerza en la agenda pública.
Qué pasó después del ataque
Luego del incidente, las autoridades del colegio activaron el protocolo de emergencia escolar. Esto incluyó la evacuación del alumnado y la contención de los estudiantes testigos del hecho. La dirección comunicó que se tomaron las medidas necesarias para resguardar la integridad de las adolescentes implicadas y garantizar el derecho a la privacidad de ambas.
A pesar del trauma, las clases continuaron horas más tarde, una decisión que también generó debate entre los padres de los estudiantes. Algunos entendieron la medida como un intento de volver a la normalidad; otros la consideraron precipitada ante la magnitud de lo ocurrido.
El testimonio de los testigos
El relato de quienes estuvieron presentes revela el impacto emocional que generó la escena. “No sabíamos qué hacer. Algunos lloraban, otros gritaban, nadie podía creer lo que estaba pasando”, dijo otro alumno de segundo año.
Ese día, la comunidad educativa del colegio Santa Doménica vivió una situación extrema, que dejó en evidencia lo frágil que puede ser la seguridad escolar frente a ciertos factores imprevisibles. La presencia de una navaja en una mochila escolar y el ataque en plena clase son hechos que seguirán siendo analizados por autoridades y especialistas en salud mental infantil y juvenil.
El rol de la salud mental en las escuelas
La situación también reavivó la preocupación por el acompañamiento psicológico de los adolescentes. La adolescente agresora, según la información policial, ya estaba en tratamiento psiquiátrico. Sin embargo, esto no fue suficiente para evitar la agresión.
En este contexto, muchos docentes y expertos piden reforzar la detección temprana de trastornos mentales, la intervención interdisciplinaria dentro de las instituciones y la formación del personal educativo para actuar ante señales de alerta. “Hay que dejar de pensar que la salud mental no es prioridad en las escuelas. Lo es. Y es urgente”, declaró un psicólogo consultado por medios locales.
¿Qué dicen los padres y la comunidad?
Las reacciones en redes sociales y en el propio barrio de La Matanza no se hicieron esperar. Padres de estudiantes del colegio y vecinos del lugar expresaron su preocupación. Muchos coincidieron en que la falta de recursos en las escuelas públicas hace que casos como estos puedan repetirse.
“Mis hijos también van a ese colegio y estoy en shock. Necesitamos más contención, más psicólogos, más prevención”, escribió una madre en una publicación que se viralizó en Facebook. Otro usuario agregó: “Esto no es un hecho aislado, es el resultado de una crisis que nadie quiere ver”.
Qué medidas se van a tomar
Aunque no se difundieron detalles sobre posibles sanciones o cambios inmediatos en el protocolo del colegio, la Dirección General de Escuelas ya fue notificada del incidente. Por ahora, se espera que haya una intervención conjunta entre el área de salud mental del municipio y la supervisión escolar de La Matanza para trabajar con la comunidad educativa.
El hecho ocurrido en el colegio Santa Doménica no solo dejó una estudiante herida, sino también una comunidad entera conmocionada. En medio del impacto, surgen muchas preguntas sobre cómo actuar frente a este tipo de situaciones, qué medidas se pueden tomar desde el sistema educativo y cómo evitar que se repita una escena tan violenta en un espacio que debería ser de contención y aprendizaje.