En el barrio Villegas de Ciudad Evita, La Matanza, se descubrió una organización narco-criminal que operaba desde la cárcel. Un ex-gendarme lideraba la banda que usurpaba monoblocks para establecer bunkers de droga.
La Policía bonaerense desbarató una organización criminal que operaba desde el penal de Magdalena. El líder, conocido como “El Gendarme”, dirigía desde su celda una red dedicada a usurpaciones, narcotráfico y amenazas a vecinos.
En el barrio Villegas de Ciudad Evita, La Matanza, se descubrió una organización narco-criminal que operaba desde la cárcel. Un ex-gendarme lideraba la banda que usurpaba monoblocks para establecer bunkers de droga.
Sorprendentemente, construyeron una pileta en la vía pública como obsequio al barrio y organizaban fiestas ilegales con DJ. La policía realizó un allanamiento tras descubrir que la banda seguía operando desde el penal de Magdalena.
La celda de Claudio Nahuel Jesús Ledesma, alias “El Gendarme”, fue requisada el último jueves en el penal de Magdalena. Sin embargo, no se trató de un control habitual del Servicio Penitenciario Bonaerense, sino de un procedimiento ordenado por el área de Crimen Organizado de la Policía Bonaerense, en el marco de una causa que involucra a una peligrosa asociación ilícita que operaba desde la cárcel.
Ledesma, de 28 años y oriundo del monoblock 15 del barrio Villegas, en Ciudad Evita (La Matanza), formaba parte de un trío criminal junto a Oscar Riveros (“El Mono”) y Jonathan Ulloa (“Ratita”). Según la investigación, los tres lideraban desde prisión una organización delictiva que sembraba el terror entre sus propios vecinos, en una de las zonas más conflictivas del conurbano oeste.
El expediente judicial los vincula con delitos como coacción, usurpación de viviendas, abuso de armas, amenazas calificadas, estafas reiteradas y comercialización de estupefacientes.
Uno de los métodos más violentos consistía en desalojar a vecinos armados, para luego convertir sus propiedades en “aguantaderos”, puntos de venta de droga o incluso alquilarlas y revenderlas ilegalmente. Un auténtico "mercado inmobiliario del hampa", con estructuras organizadas que incluían desde pistoleros hasta contadores.
Las investigaciones revelaron que la banda también realizaba fiestas clandestinas en el monoblock 8, donde construyeron una pileta sobre la vereda, con música de DJ y transmisiones en redes sociales. La ostentación y el control territorial eran parte de su modus operandi.
Ante la gravedad del caso, la Dirección de Investigaciones de Delitos Contra la Propiedad Automotor de la Policía Bonaerense desplegó un megaoperativo: más de 50 allanamientos en simultáneo, incluyendo las celdas de los cabecillas.
Como resultado, 17 personas fueron detenidas, al menos cinco vinculadas directamente al núcleo duro de la banda. En diciembre pasado ya se habían arrestado otros diez sospechosos en una etapa previa de la investigación.
