Alberto Fernández tuvo muchas funciones, quizá demasiadas. La de presidente fue la principal, aunque no la más importante de acuerdo con el contexto en el que asumió.
Alberto Fernández tuvo muchas funciones, quizá demasiadas. La de presidente fue la principal, aunque no la más importante de acuerdo con el contexto en el que asumió.
Llegó con una vicepresidenta que lo designó en el cargó para que articule el Frente electoral que se transformó en coalición de gobierno. El objetivo de Alberto Fernández fue el de permanecer en el centro del escenario, partiendo de la base que Cristina Fernández de Kirchner acaparaba mucho mayor atención por su trayectoria política. Para decirlo en otras palabras: su segunda era su jefa.
Cada presidente toma el cargo en contextos complejos, entramados de poder muy elaborados y con apoyos circunstanciales que reclaman de modo constante.
Alberto quiso, pero no pudo ni supo resolver la situación que se le presentó, por lo que terminó oscilando en diferentes posiciones que lo complicaron para determinar una visión propia.
Para describirlo en un ejemplo: es difícil ser operario del megáfono y líder estadista a la vez.
Las posiciones en su curriculum de los últimos 4 años:
Ah, ¡perdón!… Presidente de la Nación Argentina 2019 - 2023
Los presidentes terminan siendo juzgados en la historia por cómo han sobrellevado los conflictos, por su capacidad de adaptarse, resolver y conformar equipos. También por el modo en que han logrado persuadir a la ciudadanía en una dirección, persiguiendo un objetivo, por sus habilidades emocionales, capacidad de empatizar y seguramente por el resultado final.
A pesar de las diversas complicaciones infrecuentes como la pandemia, la guerra o la sequía, Alberto tuvo la oportunidad de liderar tiempos turbulentos. En ese complejo escenario, no pudo o no supo resolver los grandes temas.
En definitiva, deja la presidencia sin posibilidad de reelegirse, sin un albertismo incipiente, sin haber logrado configurar una identidad que lo defina.
Alberto fue muchas cosas: desorientación, apresuramiento, oscilación en las relaciones políticas con la oposición, amores y odio con Cristina… contradicciones que son difíciles de comprender por el análisis.
(*) El autor es psicólogo, magister en marketing político y consultor.