Casa Rosada

Alberto Fernández está enojado: en medio de la crisis del ministerio de Justicia, piensa que es víctima de un plan de desestabilización

Demoró el reemplazo de Losardo y cree que las críticas al plan de vacunación son parte de la campaña electoral opositora.
Stella Gárnica
por Stella Gárnica |
Alberto Fernández con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof (Foto: Presidencia)

Alberto Fernández con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof (Foto: Presidencia)

En la Casa Rosada repiten en las últimas horas como mantra: “El que toma la decisión final es él. Alberto está enojado con los medios de comunicación y los dirigentes de la oposición que dicen que se ha cristinizado y que es un títere de la vicepresidenta. Por eso, se ha tomado todo el tiempo necesario, consultando a distintos sectores, incluida Cristina Kirchner, para definir el reemplazo de la renunciante ministra de Justicia, Marcela Losardo".

Nombre que suena, suena”, fue la lógica que Fernández mandó como mensaje a los dirigentes que se autoproclamaron o que trascendieron en la ola de rumores durante la última semana sobre quién se haría cargo de la brasa encendida de la reforma judicial que reclama el ultrakirchnerismo y por el que justamente Losardo pidió su renuncia “agobiada”.

Por eso, quiso que el nuevo cambio de Gabinete se dé a conocer cuando el tema deje de ser el central en los medios, como una decisión más, tal vez, en un posteo en sus redes sociales, advirtieron a A24.com fuentes de la Casa de Gobierno.

Exjefe de campaña electoral de Néstor Kirchner en plena crisis política, económica y social de 2003 cuando primaba el “que se vayan todos” de la política, Alberto tiene la experiencia de haber sido jefe de Gabinete de Néstor y de Cristina Kirchner incluso en los peores momentos de la crisis con el campo, en 2008.

Sabe de estrategias de campaña electoral y se enoja cuando lo acusan de ser un títere de la jefa política de la coalición de Gobierno. Los que desde Balcarce 50 intentan explicar lo inexplicable, señalan que el Presidente intenta despegarse de Cristina y mostrar con esa actitud: que es él quien toma la decisión que entrará en vigencia una vez que sea publicada en el Boletín Oficial.

“Alberto consultó con todos los socios de la coalición, y con la que menos habló es con Cristina”, aseguran cerca del Presidente, que insisten en que el reemplazo de Losardo es “una decisión de él”.

En la Casa Rosada ven todo en clave electoral

“Ellos están tratando de romper la coalición. Quieren que Alberto y Cristina se peleen porque es la única manera que Juntos por el Cambio tiene de ganar las elecciones", dijeron fuentes del Gabinete de Alberto, víctimas también de la incertidumbre instaurada por el propio Presidente tras una semana de rumores e indefiniciones.

Pocos se animan -en los pasillos de la Casa Rosada- a opinar si se trató de un error de comunicación o de una estrategia maquiavélica del Presidente: el anuncio anticipado por TV de la renuncia de la ministra de Justicia y el anuncio de que se estaba “buscando reemplazante” son inéditos en la historia.

En el Gobierno se quejan de los talibanes de la oposición, entre los que mencionan a los alineados al expresidente Mauricio Macri: Patricia Bullrich y Fernando Iglesias.

En cambio, como hace meses, esta semana ensayaron una diferenciación y cierto acercamiento a lo que en la Rosada llaman “las palomas” de la oposición. En esa lista figuran los que le buscan pelear la interna a Macri: el jefe y el vicejefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli, con quienes Alberto se mostró después de dos meses de distanciamiento, en un acto este viernes por el 200 aniversario de la UBA.

En la misma línea, defienden el demorado plan de vacunación, el plan para controlar la inflación y las negociaciones de Martín Guzmán para llegar a un acuerdo con el FMI, mientras los datos duros del INDEC demuestran que la realidad está lejos del objetivo del Gobierno para que los salarios le ganen a la inflación.

El ministro de Economía viajará esta semana a Washington para reunirse con el board del organismo internacional y con funcionarios del presidente norteamericano, Joe Biden. Los rumores más fuertes mostraban a un Guzmán alineado a Cristina y pateando un acuerdo con el Fondo para después de las elecciones de octubre.

"Se habla todo el tiempo de cristianización, de gobierno débil, de marioneta, de vacunación vip. Es cierto que la gestión de Losardo en Justicia fue pobre, pero cuando el Presidente se pega al gabinete, la cosa funciona”, señalan desde las huestes de Santiago Cafiero, otro de los funcionarios que quedó en el ojo de la tormenta en la última semana cuando los medios recordaron aquella frase de Cristina: “Funcionarios que no funcionan”.

Y explican el cambio de discurso del Presidente respecto a la Justicia: “Es la sociedad la que no está conforme con los jueces; femicidios que no previenen, juicios civiles que duran más de 5 años, la gente no cree en la Justicia porque no le resuelve sus problemas cotidianos”, dicen en Balcarce 50 en defensa del Gabinete de Alberto Fernández.

La pandemia y la extensión de la emergencia sanitaria hasta el 31 de diciembre

En el DNU que prorroga el DISPO continuará sin mayores cambios hasta el 9 de abril, con la apertura con protocolos de casi todas las actividades económicas y sociales: comercios, escuelas, circulación entre municipios y provincias.

Las únicas limitaciones seguirán en las fronteras y vuelos desde países de la región afectados por las nuevas cepas.

Pero la extensión del decreto original de la Emergencia Sanitaria de 2020 hasta el 31 de diciembre de 2021 da un parámetro del temor que avizora el Gobierno: la disyuntiva entre economía y colapso sanitario cuando después de abril llegue la segunda ola. Deja entrever la posibilidad de volver a una cuarentena estricta en caso de que la pandemia se desmadre como en 2020.

Más allá de los errores y polémicas por el vacunatorio vip y la demora en el plan de vacunación, el Gobierno estableció una serie de paraguas legales para decidir cerrar todo cuando vea que la situación sanitaria se descontrole como en países vecinos y Europa.

La Casa Rosada está preocupada por la situación en Brasil y Paraguay, donde los sistemas sanitarios están colapsados.

Pero el Gobierno prefiere no cerrar aún las fronteras y limitar las restricciones a protocolos estrictos a argentinos que ingresen y egresen del país por cuestiones de emergencia o trabajo, a la espera de que la cumbre por los 30 años del Mercosur sea un escenario donde poder negociar condiciones de comercio regional.

Ese decreto de emergencia sanitaria hace temer el regreso de lo peor de la cuarentena de 2020: el Gobierno prevé imponer precios máximos en artículos considerados esenciales y medidas de sanciones por posible desabastecimiento.

Admiten en voz baja que pese a los contratos firmados con laboratorios que fabrican las vacunas contra el COVID:19, “no podemos asegurar el tiempo de vacunación de trabajadores esenciales y siguen peleando para que lleguen más vacunas y estar mejor preparados para cuando empiece el invierno”.

Las medidas planteadas en el nuevo DNU de emergencia sanitaria son más que nada por prevención porque reconocen que hoy el Gobierno no tiene aseguradas las vacunas para garantizar inmunidad de rebaño antes del invierno.

ANAC anuncia más restricciones a vuelos

En la semana que se inicia, la Administración Nacional de Aviación Civil dará a conocer las nuevas restricciones a vuelos desde y hacia los países “afectados por las nuevas cepas” de coronavirus, admitieron fuentes del Gobierno a A24.com.

En tanto, el plan de vacunación que expuso el viernes la nueva ministra de Salud, Carla Vizzotti, junto al Presidente en la reunión del comité de vacunación, promete que a partir de ahora llegarán al país 1 millón de vacunas Sputnik V por semana.

“Mayor cantidad posible de vacunas y ganar tiempo con prevención e informando políticas de cuidados para evitar la segunda ola”, es la estrategia y que el Gobierno considera marzo como “un punto de inflexión”.

En las próximas semanas espera acelerar el demorado plan de vacunación. Lo que no reconocen es la caída de la credibilidad del plan y lo atribuyen a la batería de críticas lanzadas por la oposición.

Así, la pelea electoral se mezcló en todos los recovecos de las políticas que debe decidir la Casa Rosada y el laberinto en el que terminó encerrado el Presidente, para el que ahora busca una salida.