Lo que sucede es que la economía jamás estuvo escindida de la situación política. Es por eso que luego de constantes cruces internos que derivaron en la salida anticipada de funcionarios de la talla de Martín Guzmán, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner se vieron obligados a retomar el diálogo que, desde marzo, estaba suspendido para hacer frente a la compleja situación del país.
Desde aquel sábado en el que el titular del Palacio de Hacienda hizo pública su renuncia a través de sus redes sociales, la fórmula presidencial mantuvo comunicación constante, en algunas de ellas, con Sergio Massa incluido, para delimitar los primeros pasos en la superación de la crisis que permitirá, además, aclarar el panorama de cara a 2023.
Y es que tras el desbarate del equipo económico que respondía a Alberto Fernández, con las renuncias de Guzmán y de Kulfas en su haber, Cristina Kirchner observó, analizó, y optó por bajar la intensidad de sus reiteradas críticas al percibir, del otro lado, a un Presidente aislado, en soledad, y lastimado por los cruces de los propios.
"No voy a revolear a ningún ministro", se atajó la vicepresidenta el viernes desde El Calafate, en el acto de inauguración de un cine - teatro, en un discurso en el que centró sus críticas a la Ciudad de Buenos Aires, la oposición de Juntos por el Cambio y a la salidad de Guzmán.
Cristina Kirchner en El Calafate, le mandó un mensaje conciliador a Alberto Fernández.jfif
La crónica de la semana de mayor conmoción para el Frente de Todos
De gran capacidad e inteligencia política, la exmandataria elegió una curiosa arista para cuestionar la renuncia del exminsitro: "Creo que fue un acto de irresponsabilidad política y también un acto de desestabilización institucional. El mundo como está, el mundo como está, el dólar como está... Hacerlo enterar al Presidente por un tuit nada más que el ministro de Economía no me parece bien", afirmó.
En una especie de acercamiento con el jefe de Estado, agregó: "Me parece un acto de inmensa ingratitud al Presidente. Este presidente había bancado a ese ministro de Economía como a nadie, enfrentándose inclusive a las propias fuerzas de su coalición. ¿Se merecía esto? Debo decirlo porque creo que los argentinos tenemos que empezar a hablar claro entre nosotros”.
El día después, dolido y a su forma, Alberto Fernández, rompió el silencio desde la renuncia de Guzmán y reafirmó las palabras de su vice: “Se fue y él sabe lo que yo pienso de cómo lo hizo. Hay cuestiones de responsabilidad institucional que recomendaban que hubiera ocurrido de otro modo".
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¿Qué objetivos persiguen Alberto Fernández y Silvina Batakis?
El jefe de Estado desempolvó sus discursos que apuntaban al fortalecer la unidad, y denunció a la oposición, medios de comunicación y empresarios de intentar desestabilizar su gestión. Ni una palabra ni indirecta para la vice, y así parece que será esta nueva etapa que ensaya el Gobierno, incipiente, y que solo el tiempo dirá si logra sostenerse.
De la mano de la crisis política está el complejo panorama económico marcado por la suba del dólar paralelo, los récords del riego país y la escadala inflacionaria mundial que tiene su impacto directo en la Argentina, y que preocupa de sobremanera al Frente de Todos.
La historia del país da cuenta que las crisis sociales se desatan cuando los salarios se devalúan y se vuelven insuficiente. Aún lejos de este panorama, con esa premisa en la mira, el Presidente se reunirá junto a su ministra de Economía en la quinta de Olivos hoy por la tarde para trazar estrategias que puedan, de alguna manera, anticiparse al dato clave de la inflación de junio que se conocerá el jueves, y tomar control de la situación.