En el peronismo bonaerense, que ahora sigue la estrella de Axel Kicillof, reconocen la particularidad de este tiempo: “No hay un presidente electo y el que está no tiene legitimidad, y tiene medio año por delante con mucha capacidad de daño”, advierten.
El dilema de Alberto Fernández pasa entonces por definir qué tipo de rol tendrá en este paréntesis que se abrió en el país: si mantiene un bajo perfil o participa de algún acuerdo de “transición” con la Casa Rosada, como pide el radicalismo a la luz del anuncio oficial del nuevo paquete de medidas.
“No nos conviene que se adelanten los tiempos”, advierte, cautelosa, La Cámpora. “Queremos que este gobierno termine, se vaya el 10 de diciembre y que, en estos 5 meses, no rompa más nada”, aclaran desde el Instituto Patria ante A24.com.
El equilibrio
Hoy Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Axel Kicillof se dedican a mantener la cohesión, con Sergio Massa articulando de “vocero” en los medios. El peronismo quiere colaborar con el Gobierno basado en una premisa básica: lo que pase en la economía de acá a diciembre es, anticipan, lo que se va a recibir de “herencia”.
Bajo ese prisma no pueden recibir de buen grado los anuncios de Macri: “¿Cuánto le puede servir a un estatal un bono de 5 mil pesos con el dólar a 61? ¿Cuánto puede servir que no te aumenten las naftas por tres meses y que después vuelvan a aumentar?”, calculan. Esa evaluación incluye un reproche al Gobierno por no haber incluido nada para jubilados ni medicamentos. “Tampoco hay ninguna medida distributiva. Y si quieren dar un shock de consumo, la gente va a guardar la plata para ver qué pasa en octubre”.
De nuevo, el problema de la herencia
Lo que sí admiten en el Frente de Todos como “preocupación” ante semejante caudal de votos es que se generen “expectativas demasiado altas” en que el cambio de gobierno sea la “solución definitiva” para la situación económica, cuando –avisan-- “va a llevar su tiempo remontar”. Pese a eso, los orquestadores de la campaña aseguran que incluso se esperan márgenes mayores para octubre.
“Tener el apoyo de la sociedad implica que todo lo que dijimos es lo que a la sociedad le pasaba: la situación era mala y la gente la estaba pasando mal. Sacar 47% quiere decir que representamos al electorado que se encuentra más castigado por Macri y sus políticas”, resumen, hoy, en el Instituto Patria.
La transición
Quizás por el peso de ese diagnóstico sea que ya se registran movimientos concretos en el territorio. Desde el tándem Kicillof-Verónica Magario apuntan que el gobierno de María Eugenia Vidal se puso en contacto para trabajar en la “transición” y “entregar cuentas”. Por su parte –y mientras examina la convocatoria de Macri- Alberto Fernández elogia a Roberto Lavagna y anticipa reuniones con Florencio Randazzo. Táctica y moderación.
Aunque quede una campaña por delante.