La Jungla del Poder

El "albertismo cultural" busca un lugar en el mapa político y se entusiasma con sumar a Miguel Pichetto

Un sector del peronismo quiere reflotar las ideas políticas originales de Alberto Fernández. Se entusiasman con sumar a Manes, Monzó, Frigerio e incluso al excandidato a vice de Macri.
Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
Alberto Fernández no logró consolidar el albertismo. ¿Habrá revancha?

Alberto Fernández no logró consolidar el "albertismo". ¿Habrá revancha?

Un chiste circula en los pasillos del poder. Alberto Fernández va manejando un avión con 99 nigerianos y un dirigente albertista. Por una falla del motor, el avión está a punto de caerse y hay que tirar a una persona. Alberto debe elegir a uno. Puede optar entre cualquiera de los 99 nigerianos que no conoce o el dirigente, que además es su amigo de toda la vida. ¿A quién creés que tira?

La respuesta que suena en los pasillos no deja bien parado al presidente.

El chiste esconde una realidad que se repitió en los casi 3 años que Alberto Fernández estuvo en el poder. Siempre que hay que “tirar” a alguien del Gobierno, elige a los propios. En cada ataque de Cristina Kirchner, en cada escándalo político, en cada crisis de Gobierno, solo “volaron” los albertistas. La excepción quizás se dio en los últimos meses en que Alberto Fernández decidió en soledad el último recambio de ministros.

Mientras los funcionarios de la Cámpora o que responden a Cristina tienen licencia para hacer cualquier cosa, a los propios no se les perdona una. Un ejemplo chico: Claudio Lozano era director del Banco Nación y destrozaba la política económica del Gobierno en "on y en off" y duró hasta julio en el cargo; Matías Kulfas fue eyectado por un mensaje de whatsapp.

Entre los dirigentes que acompañaron al presidente durante este recorrido prima la desazón. Ya nadie cree que Alberto Fernández pueda liderar nada. Aunque hay algunos que creen que su ideario sigue vigente, con o sin su liderazgo.

La idea es que existe un “albertismo cultural” que perdura en el tiempo y que excede a Alberto Fernández. Y que eventualmente puede servir como fiel en la balanza en las elecciones 2023 ante una paridad entre el kirchnerismo y el macrismo. Este ideario está más cerca del discurso que dio Alberto el 10 de diciembre de 2019; o el que se sentaba a consensuar medidas con Horacio Rodríguez Larreta; o el que juntó a empresarios y sindicalistas un 9 de Julio. Son una serie de ideas que Alberto dejó atrás cercado por el kirchnerismo duro.

Lo que se propone ahora sería el "Albertismo sin Alberto" o "una unión de centro popular" que albergue a todo el peronismo crítico excepto la Cámpora. “Serán 5 puntos que cambian todo”, se entusiasman.

Aunque nunca lo reconocerá en público, una de las que está llevando el tema es Victoria Tolosa Paz, ministra de Desarrollo Social, que aspira a ser la heredera de ese “Albertismo cultural”. Puede ser para sentarse a negociar en una mesa con La Cámpora para mantenerse en el Frente de Todos, o para liderar en un espacio por afuera. Incluso en alguna conversación se animó a decir que podría ser candidata a presidente. Este llamativo alto perfil hizo que en los últimos días renunciara un funcionario de su ministerio: "Lo único que hace es sacarse fotos", planteó.

Ministras Kelly Olmos (Trabajo) y Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social).jfif

En los últimos días también reapareció en conversaciones políticas Matías Kulfas. Dice que quiere ser candidato a diputado. Lo vería como una reivindicación de su gestión.

El albertismo y la eterna tercera vía

Las sumas y restas se suelen conversar en los asados que organiza Juan Manuel Urtubey en su casa. Los pesimistas recuerdan que apenas tienen 5 puntos en la provincia de Buenos Aires, más la fuerza que puedan imprimir algunos gobernadores; es lo que sacó Randazzo en 2017 o Lavagna en 2019. Los optimistas dicen que se puede “venir un tsunami”, porque el desencanto de la grieta es demasiado fuerte.

Aunque todos son conscientes de que en este espacio arrastran un problema desde hace al menos 10 años: no tienen candidato ni líder; nadie que traccione votos ni que tenga la fuerza suficiente para liderar el proceso.

Este "centro popular" no solamente tendría al albertismo, sino que buscaría ir más allá. Apuntan a dirigentes peronistas que siempre estuvieron enfrentados a Cristina Kirchner como Juan Schiaretti o Juan Manuel Urtubey. También a gobernadores críticos como Sergio Uñac, de San Juan. Y creen que pueden sumar a radicales enfrentados con Macri como Facundo Manes. “Si a Pichetto le decís que es el jefe de campaña de un tercer sector, se tira de cabeza”, se entusiasma un dirigente del espacio.

Alternativa Federal

En los últimos días Pichetto empezó a levantar el perfil. Dio notas a en que reivindicó su rol como jefe de bloque del peronismo, habló con C5N y hasta se animó a ensayar alguna defensa a Cristina Kirchner.

Otros que se mencionan son Emilio Monzó y Rogelio Frigerio.

Urtubey actúa muchas veces de moderador. Participa de al menos cinco grupos de Whatsapp de este conglomerado de centro y es anfitrión en su casa, donde sirve asados a quien guste pasar.

Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba, está decidido a jugar a nivel nacional. Pero en su entorno dicen que recién hará un lanzamiento formal en marzo. Según esta hipótesis, los ganadores de una elección nacional son los que se anotan al final. Los candidatos que nacen en el verano siempre mueren (políticamente) en el camino. Pasó con Kirchner en 2003, con Massa y Scioli en 2015, con Lavagna en 2019.

Por debajo de la mesa

Hay muchos movimientos en el peronismo por debajo de la mesa. No va a haber ninguna decisión formal de este albertismo cultural durante el verano. Todos están esperando a que suceda un hito que los ponga en el escenario grande: que Cristina baje los 25 puntos. Creen que no está tan lejos.

“Si Cristina baja a 25 puntos y la fórmula de Juntos por el Cambio es Macri-Patricia, Milei se queda sin fundamento y podemos entrar a un balotaje”, se entusiasma un armador. En cambio, si el candidato es Larreta, la avenida del medio desaparece con el riesgo de que crezca exponencialmente Milei.

Por eso Patricia Bullrich esta semana volvió a redoblar la apuesta. Juntó a sus equipos técnicos en Rosario y se mostró con todos los halcones. También se mostró con su posible candidato a vice, Alfredo Cornejo. Desde ahí planteó: “Ya dijo Pablo Moyano que si volvemos va a estar en la calle desde el primer día. A él, le decimos que vamos a defender nuestro gobierno con toda la fuerza. No nos van a correr, no vamos a permitirlo de ninguna manera”. Una dura Patricia. Algunos comentarios a Cornejo le dieron un poco de calor, a juzgar por la foto.

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Bullrich esta semana volvió a confrontar con Larreta. Lo hizo en la Legislatura porteña donde amenazó con no votarle el presupuesto. Logró bajar 4 impuestos que van a limitar los fondos del Jefe de Gobierno en su campaña 2023.

Llama la atención algunos ítems del Presupuesto porteño en materia de comunicación:

  • El presupuesto en “Desarrollo y planificación de Acciones Comunicacionales” de la Ciudad aumentó un 135%
  • Las “actividades centrales” de jefatura de gabinete aumentaron su presupuesto 124,5%
  • Y el programa “Actividades comunes” creció un 744%.

La oposición (y también sectores de Juntos por el Cambio) denuncian que ese presupuesto se va a usar para la campaña. Una preocupación que une a "los patricios" y al kirchnerismo.

La clave es la economía

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La situación económica no ayuda. Massa logró un veranito desde que asumió: contuvo al dólar, logró que llegaran más reservas y le dio un poco de tranquilidad a la economía. Pero la tormenta no pasó y algunos sectores creen que puede haber un nuevo salto cambiario en los próximos meses. La pregunta es cuándo.

  • La reservas están en 37 mil millones. Lejos del objetivo de flotar sobre los 40 mil millones que se había propuesto Massa al asumir.
  • La siembra de maíz está por debajo de lo esperado.
  • La siembra de soja que se está dando en esta época también viene mal.
  • No hay forma de frenar las importaciones sin hacer que se siga resintiendo la economía.

Todo eso hace presumir otra vez la posibilidad de una devaluación. Políticamente se necesita contener esa presión y pasarla para enero. Diciembre es un mes demasiado caliente. Nadie se acuerda de la devaluación de Cristina en 2014 que se hizo en el verano.

Analistas económicos dicen que se puede zafar gracias a que algunas empresas empiecen a deshacer posiciones en dólares para pagar aguinaldos. El problema es que para eso falta demasiado. Massa tiene el desafío de conseguir afuera 4 mil millones para evitar que esa devaluación se precipite.

En el "albertismo cultural" creen que según como evolucione la economía hay lugar para una tercera o cuarta fuerza que puede sumar hasta 10 puntos y meterse en un balotaje. "Se necesita que Cristina baje un poco más y vayamos a una PASO terceros y a 7 u 8 puntos de Cristina", se entusiasma un armador del espacio.

Creen que eso es posible sumando lo que tienen en Provincia de Buenos Aires, más el apoyo del peronismo en provincias productivas: Córdoba, Santa Fe, La Pampa, Entre Ríos... son lugares en que el kirchnerismo está muy mal.

El dilema de los gobernadores

Juan Manzur se reunió con gobernadores del Norte Grande, pero no hablaron de la acusación contra Cristina Kirchner..jpeg

Los gobernadores peronistas están viendo qué hacer. Temen que la debacle del peronismo a nivel nacional los termine arrastrando. Igual saben que la mejor opción que tienen hoy es Cristina.

Necesitan garantizar un piso de votos nacionales para poder meter algunos diputados. Hay que ver qué margen les deja el kirchnerismo con su lapicera. En los lugares donde Cristina no ande bien en las encuestas, desdoblarán las elecciones para poder retener el poder en las provincias.

El problema es que meterse en una construcción nacional es un riesgo demasiado grande con un beneficio demasiado chico. El propio Urtubey, uno de los encargados de la rosca en Buenos Aires, es un ejemplo de eso: fue candidato a vicegobernador en una lista testimonial y se quedó sin liderazgo territorial ni proyección.

Es un camino que nadie quiere repetir.

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