Análisis

El costado oculto de un paro que volvió a exhibir el costado más oscuro de la grieta

El paro tuvo un alto acatamiento. ¿Por qué festejaron en el Gobierno y en el peronismo? Los intentos desesperados de la CGT para intentar evitar la medida de fuerza.
Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
El costado oculto de un paro que volvió a exhibir el costado más oscuro de la grieta

Fue un paro en el que ganaron todos. Los gremios porque mostraron su poder de convocatoria; el Gobierno porque pudo exhibir en el escenario las imágenes nítidas de la vieja política -de la casta- a la que no quieren volver sus votantes; el peronismo, porque se mostró como la principal (y única) fuerza realmente opositora. Milei porque puede ratificar su idea de que el país sigue girando a pesar de lo que hagan los sindicatos. Ganaron todos. Pero no ganó nadie.

La CGT quiso evitar por todos los medios este paro del 24 de enero. De hecho, cuando lo convocó, puso una fecha bien lejana en el tiempo para darle al Gobierno un tiempo para mover sus fichas: necesitaban un llamado de algún funcionario de alto nivel que los citara para conversar. El llamado nunca llegó.

Para la CGT suponía un gran riesgo hacer un paro a 45 días de asumido el nuevo Gobierno. Movilizar a la gente es un desgaste. Pero no pueden permitir que no los reciban. Son la CGT, uno de los actores centrales de la construcción del país.

Vino primero el DNU, después la ley ómnibus. Hubo intentos de reuniones con el ministro del Interior Guillermo Francos; es el hombre que centraliza el diálogo con las corporaciones. Sin embargo, alguna mano negra bajó el encuentro y todo quedó en la nada.

El paro se fue construyendo de a poco. Lo fogoneaban los gremios más combativos. Algunos porque se lo pedían sus bases; otros, porque tienen miedo de ser corridos por izquierda por algún sindicalista trotskista o por algún ala dura del kirchnerismo. Ya pasó con algunos popes sindicales, que terminan desplazados de la conducción de su central por no tomar medidas a tiempo o por quedar como "entreguistas" por pactar con el poder. Demasiado riesgo innecesario.

Después se sumaron dirigentes, diputados, el gobernador Kicillof, intendentes, el Frente Renovador... ¡Y hasta Máximo Kirchner se dio una vuelta por la manifestación!

Fue un paro atípico. Arrancó a las 12 del mediodía y el cese en el Transporte se dio recién a las 19. La gente igual se movilizó. Pero no estuvo sola la CGT: había organizaciones de Derechos Humanos, empresarios Pymes y hasta una columna de la izquierda. Un aquelarre que abroqueló a los que claramente están en la vereda de enfrente de Milei.

Habló Pablo Moyano. Dijo que Milei es el gerente de las corporaciones, criticó una por una las medidas que tomó desde que asumió. Pidió un aumento de urgencia para jubilados, que no se le pongan impuestos a los trabajadores y que "pongan retenciones a las mineras".

Después vino Héctor Daer. "Devaluaron y aumentaron todo y ahora nos dicen que no hay aumentos para jubilados", criticó. Pero lo más importante, les mandó un mensaje a los diputados. "Actúen de acuerdo al mandato popular de sus pueblos. Miren a todos a la cara y actúen en consecuencia. No estén en la oscuridad recibiendo mandados porque los acusan de sádicos y coimeros. Acá los venimos a bancar para que banquen al pueblo", planteó. En el mismo momento corría la noticia de que tres diputados del peronismo tucumano dejaban el bloque de Unión por la Patria.

La gente aplaudió y se leyó un documento. Lo de siempre.

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Mientras tanto el Gobierno

Festejó mucho. Primero porque la manifestación se hizo con poco corte de calle. Segundo porque en el escenario estaba lo que ellos consideran "lo peor de la casta". Tercero porque lograron que se encolumnen todos los que ellos -y sus votantes- consideran que son los responsables de la crisis; es Milei o "volver al pasado"; cuarto, al tener tanto apoyo político pudieron demoastrar que el paro es "partidario" y no "gremial".

El Gobierno dice que hubo 40.000 personas. Parece poco por la cantidad de calles que ocuparon.

Mañana funcionarios reciben en Casa Rosada a representantes empresarios para explicar la Ley Ómnibus. El Gobierno también decide de qué lado está.

Todos terminaron contentos. CGT porque la marcha fue más que digna. El Gobierno porque cristaliza sus propios apoyos.

En el medio, la Argentina que sigue sin encontrar los caminos de consenso para construir un futuro que nos incluya a todos. Este 24 de enero volvió a ganar la grieta.

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