En el kirchnerismo dicen que el que debería renunciar a una candidatura es Alberto Fernández. Es un candidato que no mide, la cabeza de una gestión que fracasó y que su sola presencia no permite ordenar el espacio. Además, nadie podría competir contra un presidente que -bueno o malo- tiene la lapicera para distribuir fondos públicos, obras y anuncios en todo el país. Nada va a suceder hasta tanto Alberto Fernández deponga sus intenciones de reelección.
En el albertismo dicen que el espejo de Mauricio Macri es Cristina Kirchner. Las situaciones serían parecidas: un exprimer mandatario que recibe mucha adhesión entre sus seguidores, mucho rechazo entre quienes los detestan, una gestión ya gastada y la imposibilidad política de lograr los consensos necesarios para implementar un programa de gobierno.
Si Cristina renuncia explícitamente y sin denunciar proscripciones -dicen en el albertismo-, automáticamente el peronismo va a generar los espacios de renovación que tanto necesita. Es más, le piden que apoye explícitamente a un candidato de su espacio.
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En el albertismo dicen que el espejo de Mauricio Macri es Cristina Kirchner (Foto: archivo).
El problema del Frente de Todos es que ni Cristina ni Alberto estarían dispuestos a eso en el corto plazo.
Alberto Fernández tiene miedo de que su gestión se acorte. Si dice que no va a ir por la reelección, teme quedarse sin poder para terminar su mandato.
Cristina Kirchner tiene dificultades para nominar a alguien porque quedaría demasiado blanqueado cuál es su lugar en el espacio político. ¿Cuánto mide hoy el Frente de Todos? ¿35%? ¿Cuánto de eso se quedaría un candidato como Wado de Pedro si tiene que ir a una interna? ¿Qué pasaría si el candidato de Cristina saca menos que lo que sacó Néstor Kirchner en 2003?
La opción en ese caso sería nominar a Sergio Massa. Podría subirse a un triunfo si le va bien o despegarse del fracaso si no funciona. El problema es que es casi imposible ser ministro y candidato a la vez. Especialmente si cada mes tiene que informar el índice de inflación que parece imposible de controlar.
Sin candidatos es imposible empezar una campaña. Y sin campaña es imposible lograr un buen resultado. En eso, Juntos por el Cambio lleva la delantera.
La ventaja en los armados
Para la gente es más claro ya tener preconfiguradas las opciones. Es cierto que se da mucho tiempo para que los rivales encuentren maldades para cada uno de los precandidatos.
Pero quizás la ventaja más importante de la decisión de Macri es que todas las segundas y terceras líneas ya pueden decidir abiertamente a qué candidato apoyar. Hasta ahora esto quedaba en duda porque siempre figuraba la opción de que Macri -el líder del espacio- hiciera cambiar los planes.
Esta indefinición también pesa en el Frente de Todos. Los dirigentes no saben a qué candidatura apostar.
¿Cómo cayó la decisión en el electorado?
Una encuesta online de D'alessio-Berensztein les preguntó a los ciudadanos que opinaban de la decisión de no ser candidato:
- Al 67% le pareció bien.
- Entre los votantes de Juntos por el Cambio, el 86% estuvo de acuerdo.
- Entre los libertarios, un 69% se mostró a favor.
Se les preguntó también a quién cree que beneficia esa decisión:
- El 63% dijo que a Juntos por el Cambio.
- El 82% de los votantes de Juntos por el Cambio lo consideró beneficioso para ese espacio.
- El 63% de los libertarios también consideró que es bueno para JxC.
Además, el 50% de la gente cree que la más beneficiada por la decisión es Patricia Bullrich frente al 30% de Larreta.
Los primeros sondeos son positivos para el principal frente opositor. ¿Pasará algo parecido cuando el Frente de Todos anuncie sus candidaturas?