De esta manera, incorporarán 29 formaciones para reemplazar toda la flota actual compuesta por los antiguos coches Mitsubishi y los CAF 6000.
“Tomamos una medida muy importante y relevante para más de 180.000 personas que viajan todos los días en la línea B y es que vamos a renovar toda la flota. Hoy la gran mayoría de las formaciones tienen más de 60 años”, explicó el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri.
Las nuevas formaciones reemplazarán a los coches Mitsubishi, los cuales fueron fabricados entre 1954 y 1965 y comprados en la década del 90 al Metro de Tokio por el Estado nacional, a cargo por entonces del servicio de subtes. Los coches CAF 6000, en tanto, rondan los 20 años de uso.
Remodelación Subte B: obras complementarias
Además, para complementar la renovación de la flota, se realizarán obras de infraestructura que acompañen el proceso de modernización. Se incrementará la potencia de la catenaria a 1500 voltios; actualmente, la línea B es la única que opera a 600 voltios. Esto significará la incorporación de tecnología más moderna y producirá un ahorro energético.
Las unidades, además de aire acondicionado, tendrán cámaras de seguridad, un sistema de información para los pasajeros incorporado (visual y auditivo), iluminación led antivandálica, asientos longitudinales y estarán preparadas para funcionar con un sistema de señales como el instalado en las líneas D y H, con mejores condiciones de seguridad.
La línea B de subtes estuvo en el foco de las críticas sobre el estado de deterioro de los coches por parte de usuarios que habitualmente hacen el recorrido, que en los últimos meses registró demoras y problemas técnicos. Por semana, se reportan dos o tres situaciones de interrupción en el servicio.
Uno de los episodios más importantes ocurrió a fines de abril, cuando los pasajeros fueron evacuados de la formación por problemas técnicos en una de las unidades que quedó varada entre las estaciones Ángel Gallardo y Malabia, en plena hora pico.
Además, el ramal fue uno de los más apuntados años atrás por denuncias sobre presencia de asbesto, una sustancia contaminante, en las unidades y en los talleres Rancagua, tras lo cual la empresa estatal llevó adelante un plan que contempló el retiro de las piezas y la realización de estudios de calidad de aire en los espacios de trabajo y dosimetrías al personal.