historias

Los Fernández: los hermanos siameses

Jonatan Viale
por Jonatan Viale |
Los Fernández: los hermanos siameses

Gemelos que nacieron en un mismo cuerpo hubo, hay y habrá. Pero ¿cuándo se inventó el término 'siameses'? No fue hace mucho tiempo; surgió a mediados del 18000 a partir de la fama mundial que obtuvieron los hermanos Chang y Eng Bunker. Nacieron en el Reino de Siam, lo que hoy es Tailandia, Laos y Camboya.

Estaban unidos por un cartílago ubicado entre el pecho y el abdomen. Fueron descubiertos por un comerciante británico que los exhibió como una curiosidad circense durante una gira mundial.

Amasaron una enorme fortuna y se fueron a vivir a Carolina del Norte, EE.UU. Allí se casaron con las hermanas Adelaida y Sara con las que tuvieron 10 y 12 hijos respectivamente.

Vivieron unidos durante casi 63 años. Murieron con tres horas de diferencia. Chang se murió por una neumonía. Eng hizo lo propio al rato, por una crisis de estrés que le provocó el pánico de vivir sin su hermano.

Qué difícil debe ser tener un hermano siamés y compartir el cuerpo. Qué difícil debe ser vivir pegados teniendo que tomar decisiones en conjunto todo el tiempo. Imaginate entonces lo que debe ser manejar un país de a dos.

Señores, les presento a los hermanos siameses que durante los próximos cuatro años regirán los destinos de la República Argentina.

Con ustedes... los Fernández.

Comienza hoy en la Argentina un desafío inédito. La primera coalición de gobierno donde el vicepresidente tiene más poder real que el presidente.

Alberto Fernández no solo recibe un país muy complicado en materia económica, si no que también deberá lidiar con una estructura de poder inaudita.

Una vicepresidenta, con muchos votos, que ya fue presidenta dos veces, diputada, senadora, que maneja el Senado, que nombró entre 5 o 6 ministros y que controla la provincia más importante del país, a través de su criatura más preciada, Kicillof.

A partir de hoy, nace una gestión de liderazgos compartidos. Como si fueran hermanos siameses que tienen que manejar un país. Solo que ocurre un pequeño problema: la Argentina es un país hiper presidencialista. Y encima el peronismo es un partido de liderazgos verticalistas y personalistas.

La historia reciente del justicialismo enseña que Menem consolidó su liderazgo cuando derrotó en elecciones internas a Cafiero. Lo mismo ocurrió con Néstor Kirchner. Le costó dos años sacarse la sombra de su mentor de encima. Pero lo logró en 2005 jugando su mejor carta, cuando su mujer fue candidata a senadora y venció a Chiche Duhalde.

Con Cristina pasó algo distinto. Entre 2007 y 2010 compartieron el liderazgo peronista con su esposo y compañero. Pero en 2010, con la muerte repentina de Kirchner, se ubicó en el centro de la escena. Lugar que nunca más iba a dejar.

Hasta 2015 nadie se animó a discutirle su liderazgo y hasta se dio el lujo de ponerle a Scioli, a su candidato a vicepresidente, Zannini, a su candidato a gobernador, Aníbal Fernández y a su candidato a vicegobernador, Martín Sabbatella.

Como verán, los tres grandes liderazgos del PJ fueron unipersonales, a ninguno le gustaba compartir el poder. Pero la situación de Alberto es más compleja, él sabe que es presidente por obra y gracia de Cristina.

Encima el Frente de Todos es un delicado equilibrio de fuerzas disimiles, tenes al mundo del salario (la CGT), al mundo del subsidio (representado por los piqueteros), al massismo (que quería poner un Ministro de Seguridad de derecha y fue vetado) y a La Cámpora (que tiene dos ministerios).

Por eso, el desafío de cogobernar un país es de altísimo riesgo. La única vez que el peronismo intentó esa utopía fue en esa primavera de Cámpora al gobierno y Perón al poder, pero duró apenas 49 días.

Ojalá entiendan los amigos que, esta vez, el horno no está para bollos.