Desde la conducción de la CGT, donde mandan mayormente los “Gordos” -como se conoce a los gremios de servicio- y los “independientes” -de buena relación con todos los gobiernos-, dicen que la movilización será contra los especuladores y formadores de precio, y defienden el diálogo que mantienen con el Gobierno.
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El triunvirato de la CGT delibera. (Foto: archivo)
En esa postura condescendiente talla especialmente Héctor Daer, uno de los tres líderes de la CGT, de relación directa con el Presidente. Detrás suyo se acomodan el resto de los pesos pesados que apoyan el buen vínculo con la Casa Rosada: Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (obras sanitarias), Gerardo Martínez (Uocra) y Armando Cavalieri (comercio), entre los de más renombre.
Uno de los que incluso militó para desactivar la marcha fue Carlos Acuña, integrante del triunvirato de conducción, jefe del gremio de playeros de estaciones de servicio y que responde a Luis Barrionuevo. De relación inmejorable con el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa -de quien fue diputado en la Legislatura bonaerense-, Acuña llegó a pedir bajar un cambio para darle “aire” a la nueva gestión en el Palacio de Hacienda. No fue escuchado.
Como Acuña, Daer también fue parte del primer Frente Renovador, al que representó como diputado nacional durante el período 2013-2017, aunque en el último año de su mandato como legislador armó un monobloque. Los tentáculos de Massa llegan a lugares de los más variados.
El propio ministro de Economía trató de desalentar la movilización, haciendo uso de sus buenas artes de negociador y en busca de una “tregua” con todas las tribus sindicales. Pero fue un intento no llegó a buen puerto.
La tercera pata de la CGT: los duros
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Pablo Moyano, secretario adjunto de Camioneros.
Con los “Gordos” y los "independientes" convive el sector más combativo, representado en el triunvirato por el camionero Pablo Moyano y alineado en la práctica a la Corriente Federal de los Trabajadores, un desprendimiento sindical por izquierda que volvió a la CGT para esta nueva etapa. Ahí también se ubican el bancario Sergio Palazzo y la “kirchnerizada” UOM de la mano de Abel Furlán.
Este sector fue el que más empujó puertas adentro para concretar la marcha. Son los que acusan a los “Gordos” de haber dilatado la convocatoria el mayor tiempo posible. “No querían hacerla”, reprochaban desde el moyanismo ante la consulta de A24.com.
Pero en los últimos días el malestar fue filtrándose como agua entre todos los sectores de la CGT. A los sindicalistas de todas las fracciones les molesta que el anuncio de Alberto Fernández de convocarlos a una mesa con empresarios para fijar precios y salarios haya quedado sólo en eso.
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Las paritarias, el mecanismo al que se aferra la CGT.
Exceptuando al moyanismo y los gremios más cercanos a Cristina Kirchner, en la CGT no quieren que el Gobierno otorgue un aumento general por decreto ni mucho menos que se anuncie un salario universal, lo que licuaría el poder de fuego de las paritarias, que es la herramienta que tienen los líderes sindicales para legitimarse ante sus bases.
Pero con una inflación galopante las paritarias no dan abasto.
Y también los tiene a mal traer la pulseada con el Poder Ejecutivo por las obras sociales sindicales, que necesitan una asistencia financiera para algunos de los servicios que brindan -que, como todo, sufrieron aumentos por la inflación- y a la que el Gobierno se había comprometido, aunque hasta el momento no hayan tenido noticias.
Por eso el clima se enrareció y hoy nadie está seguro del tono que tendrá la movilización.
Cómo fue la convocatoria de la CGT
La CGT ratificó la movilización al Congreso el 17 de agosto
La CGT ratificó la movilización al Congreso el 17 de agosto.
Ganando todo el tiempo que pudo, la CGT había convocado a la marcha en una reunión de consejo directivo del 21 de julio, después de haber estado pateando la pelota durante semanas.
La modalidad será una movilización que, desde las 15 del miércoles próximo, partirá desde el Obelisco e irá hasta la Plaza de los Dos Congresos para exigir “respuestas urgentes” frente a la situación económica. Los sindicalistas prometen que allí se leerá un documento de “contenido político”. ¿Habrá alguien del Gobierno tomando nota?
Rápida de reflejos, la CTA de Hugo Yasky se plegó a la iniciativa y también marchará el miércoles junto a la “burocracia sindical”, como suelen llamar desde los sectores más duros a la central obrera. Todavía no está muy claro, entre estos espacios filo-kirchneristas, cómo se paran hoy frente a la crisis y la nueva gestión de Massa.
Críticas desde la izquierda
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El referente del Polo Obrero Eduardo Belliboni cruzó a la CGT.
Newsweek
El frente Unidad Piquetera, donde confluyen los movimientos sociales opositores, confirmó que ese mismo día se movilizará a Plaza de Mayo en reclamo de distintas reivindicaciones del sector, confirmado así que el miércoles será un día agitado -otro más- en la ciudad de Buenos Aires.
Picante, el referente del Polo Obrero Eduardo Belliboni contrapuso las dos acciones: dijo que los piqueteros irán a Plaza de Mayo en reclamo de un “paro y un plan de lucha” mientras la CGT hará una “vueltita por el centro”.
"Lo raro es que si los trabajadores hacen una movilización tienen que tener una reivindicación. ¿Ellos qué piden? Los veo cómplices de todos los ajustes, y la marcha parece más a favor que en contra", dijo Belliboni durante el fin de semana.
Los esfuerzos del Frente de Todos por el diálogo
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El MUP organizó el sábado un encuentro "anti grieta". (En la foto: Federico Martelli)
Mientras tanto, hay sectores del Frente de Todos que tratan de recomponer y acercar posiciones en medio de la diáspora. El fin de semana se dio una foto particular entre dirigentes del Movimiento de Unidad Popular (MUP), que integra la coalición de Gobierno, y empresarios como Gustavo Grobocopatel, el rey de la soja, y Marcelo Salas, uno de los propietarios de la cadena Café Martínez.
En ese encuentro, que se hizo el sábado en el hotel NH de la Capital, se habló de la necesidad de superar la grieta y de no “darle la espalda” desde el peronismo al sector agropecuario. Suena ambicioso.