Pablo Moyano amenazó: si el Gobierno no homologa su acuerdo salarial, "no se va a mover una hoja en todo el país". Es el clima imperante, blanqueado en la boca del sindicalista más combativo.
El Gobierno redobla la apuesta contra sectores estatales y gremiales. Empiezan a aparecer dudas sobre la consistencia del plan económico de Javier Milei. Cae la recaudación y ¿Se profundiza el ajuste?
Pablo Moyano amenazó: si el Gobierno no homologa su acuerdo salarial, "no se va a mover una hoja en todo el país". Es el clima imperante, blanqueado en la boca del sindicalista más combativo.
Un informe de Iaraf publicado en las últimas horas da cuenta de que la recaudación real en marzo cayó un 16,3% interanual. Lidera la caída el impuesto a las Ganancias (derogado por el Gobierno anterior en medio de la campaña), el IVA (con caída del 14,8%), los recursos tributarios vinculados al comercio exterior (24,1%) y la seguridad social (21,7%).
Salvo Ganancias, el resto de los ítems está vinculado a los ingresos y al consumo. Esa caída, lejos de atenuarse, se va a profundizar en los próximos meses. Un dato: los salarios en enero, según cifras oficiales, aumentaron 14,7% con inflación del 25% y en diciembre crecieron 8,3% con inflación del 20,6%. De ese modo, en los primeros dos meses de Milei, los sueldos crecieron un 23% con una inflación del 50% en el mismo período. Son solo los empleos en blanco medidos por el RIPTE.
Se suman a esto las suspensiones y despidos en el sector privado. Todavía no hay estadísticas claras de pérdidas de empleos. En muchos casos, no hay despidos, pero se recortan horas extra en gremios en que ese componente tiene un peso grande en el recibo de sueldo. Según Pablo Moyano -líder de Camioneros- cada camión de basura de la Ciudad de Buenos Aires antes cargaba 15 toneladas de residuos; hoy está en 5. Otro dato de caída de consumo.
Pero el ejemplo de esta semana son los despidos en el sector público. Fueron oficialmente 15.000. Serían más, según plantean los sindicatos estatales. El Gobierno ya reconoció que los echados no son ñoquis. "No tenían un trabajo muy definido", dijo Adorni cuando le preguntaron. Es cierto. El vaciamiento del Estado lleva a que muchos trabajadores no tengan asignadas funciones; ni siquiera tienen jefes. Al nuevo Gobierno tampoco le interesó preguntar qué hacían.
La protesta en la administración pública recrudece. En los próximos días se van a ver los problemas sociales derivados de la falta de gestión del Estado. Algunos ya se están viendo. Cerraron muchas dependencias de ANSES y las que quedaron se colapsan. Sumado a que los estatales siguen de paro.
Ctera paró este jueves. Reclaman que vuelvan a pagar el Fondo de Incentivo Docente y que abran la paritaria nacional. El Gobierno, por ahora, no toma nota y solo habla de descontar días de paro y del lanzamiento de una línea para denunciar "adoctrinamiento" en las escuelas.
La CGT quiere hacer paro o realizar nuevas medidas de fuerza. Saben que el clima no da demasiado para eso. La gente necesita trabajar. Y esos dirigentes están desprestigiados. Los líderes gremiales saben que parte de sus bases votaron a Milei, pese a sus advertencias. Por ahora, las medidas no tienen fecha.
Pero la calle va a escalar en conflictividad social a partir de manifestaciones de gremios puntuales. No hay plata y el ajuste lo están pagando los privados. Los trabajadores, fundamentalmente. Y el círculo vicioso es imparable.
El Fondo Monetario Internacional (y el gobierno de los Estados Unidos) advierte sobre la sustentabilidad del plan. Pide que se recorte con "calidad" y que se tome en cuenta a los vulnerables. Los salarios en dólares suben. Pero por citar un ejemplo, mil dólares apenas cubren dos canastas de pobreza, en familias con vivienda resuelta.
La economía real cruje, aunque la inflación estable funcione como bálsamo. Con sueldos ajustados, caída de consumo y más ajuste. ¿Es posible la recuperación en V que anuncia el Gobierno? Economistas empiezan a ponerlo en duda.