En el otro extremo están quienes no pueden solicitar este pago. La normativa excluye de manera explícita a los monotributistas, que perciben sus asignaciones a través de un régimen paralelo y con topes distintos, y también a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, cuyo esquema responde a parámetros de vulnerabilidad económica y no al sistema contributivo. Tampoco pueden acceder quienes cobran la asignación por embarazo, otra prestación dirigida a sectores específicos que no integran el universo del SUAF. Estas restricciones se encuentran vigentes desde hace años y buscan evitar superposiciones o incompatibilidades entre programas.
El acceso a la asignación por matrimonio está regulado además por un sistema de topes de ingresos, una medida diseñada para asegurar que el beneficio llegue efectivamente a los hogares de ingresos medios y evitar que sea cobrado por sectores de alta capacidad económica. En ese sentido, ANSES ratificó que los límites vigentes para diciembre serán de $2.453.608 de tope individual y $4.907.216 de tope familiar. Esto significa que, si uno de los integrantes supera el límite individual o si la suma de ambos salarios excede el tope familiar, la prestación no podrá ser otorgada. Esta restricción funciona como un mecanismo de focalización progresiva dentro del universo contributivo.
Aunque se trata de un beneficio de pago único, la asignación por matrimonio implica una serie de trámites administrativos que deben realizarse ante ANSES para su validación. La gestión puede completarse de distintas maneras: de manera presencial en las oficinas del organismo, con un turno previo, o a través de la Atención Virtual, utilizando la Clave de la Seguridad Social. Esta herramienta, cada vez más utilizada en los últimos años, permite a los beneficiarios avanzar con gran parte de sus solicitudes sin necesidad de trasladarse a una sede física, una ventaja clave en un contexto donde los trámites digitales se volvieron una alternativa central para agilizar la interacción ciudadana con el Estado.
Para iniciar la gestión, es obligatorio presentar el acta o certificado de matrimonio, documento que valida la formalización del vínculo y que debe estar registrado en el sistema civil correspondiente. También se requiere contar con los DNI de ambos cónyuges, requisito indispensable para corroborar identidad y domicilio. Según informó ANSES, el plazo para solicitar la asignación se extiende desde dos meses antes hasta dos años después del casamiento, lo que significa que las parejas cuentan con un margen amplio para realizar el trámite sin riesgo de perder el derecho al cobro. Esta ventana temporal busca atender situaciones donde las gestiones se demoran o se priorizan otros compromisos asociados a la organización del enlace.
La confirmación del nuevo aumento para diciembre se produce en un escenario económico todavía marcado por tensiones inflacionarias y por una fuerte expectativa en torno al desempeño de los índices de precios del último trimestre del año. Si bien el 2,34% de incremento puede parecer acotado frente a los niveles históricos de inflación, forma parte del esquema de movilidad que busca sostener la capacidad adquisitiva de las prestaciones contributivas en un contexto de variaciones mensuales constantes. Según fuentes del organismo, este modelo de actualización mensual permitió reducir el desfase que tradicionalmente afectaba a las asignaciones familiares cuando los ajustes eran trimestrales o semestrales.
Más allá del monto puntual de la asignación por matrimonio, el anuncio impacta de manera directa en miles de familias que se preparan para formalizar su vínculo en los próximos meses. Si bien la ayuda económica no suele cubrir la totalidad de los gastos asociados a una ceremonia —que incluyen vestimenta, celebración, trámites civiles y en algunos casos servicios adicionales—, representa un alivio simbólico y financiero para parejas que se encuentran en una etapa de reorganización económica y planificación conjunta. En un país donde cada gasto requiere análisis detallado y donde los ingresos se ven frecuentemente erosionados por la inflación, cualquier aporte estatal puede marcar una diferencia significativa.
Además, el beneficio adquiere una dimensión particular en un contexto donde la institución del matrimonio también ha visto cambios en sus dinámicas sociales y culturales. Aunque el número de casamientos no recuperó los niveles previos a la pandemia, la formalización de un vínculo continúa siendo un paso clave para muchas parejas que buscan acceder a derechos, beneficios y reconocimientos legales que solo la unión civil garantiza, especialmente en materia de obra social, herencias y titularidades compartidas. En este escenario, la asignación por matrimonio se mantiene como un elemento que acompaña esa etapa de transición y organización familiar.
El anuncio también reabre el debate sobre la accesibilidad y el alcance del régimen SUAF en general. En los últimos años, la presión de diversos sectores de trabajadores independientes, monotributistas y cuentapropistas motivó reclamos para ampliar la cobertura y reducir la brecha con el sistema contributivo. Aunque algunos sectores cuentan con su propio régimen de asignaciones, el monto y la actualización suelen diferir, generando percepciones de desigualdad entre trabajadores formales e independientes. La exclusión de los monotributistas de la asignación por matrimonio vuelve a poner en evidencia esa discusión que, de tanto en tanto, reaparece en el debate parlamentario.
A medida que se acerca diciembre y con él una serie de actualizaciones automáticas en distintos rubros del sistema previsional y de asignaciones, ANSES se prepara para un cierre de año cargado de trámites, consultas y gestiones. La confirmación del aumento para las asignaciones familiares, y en particular para la asignación por matrimonio, forma parte de ese paquete de definiciones que buscan llevar previsibilidad al calendario de pagos en un escenario económico aún volátil.
La expectativa ahora se centra en cómo evolucionará la inflación durante los últimos meses del año y cómo impactará en las futuras actualizaciones del SUAF, que seguirá ajustándose mes a mes. Para las parejas que están por formalizar su vínculo, la certeza de un monto actualizado puede resultar un dato clave a la hora de organizar los gastos previos a la ceremonia. Para el organismo, en cambio, representa un paso más dentro de un esquema de movilidad que seguirá siendo evaluado, revisado y posiblemente ajustado según la evolución de la economía y las demandas de los beneficiarios.