El 25 de septiembre de 1983 marcó un nuevo capítulo en la historia de la Virgen del Rosario de San Nicolás. Gladys Herminia Quiroga de Motta, madre de dos hijas y con educación básica, comenzó a recibir apariciones marianas. La Virgen se le presentó como la Virgen del Rosario, coincidiendo con la imagen que hasta entonces estaba relegada en el campanario por su deterioro.
Según Gladys, la Virgen pidió la construcción de un templo en el lugar de las apariciones, y comenzó a transmitirle mensajes exhortativos, acompañados de citas bíblicas, en los que invitaba a la oración, la conversión y la consagración.
Cronología de las apariciones
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25 de septiembre: primera aparición de la Virgen.
28 de septiembre: segunda aparición.
7 de octubre: Gladys pregunta qué desea la Virgen y recibe la visión de una capilla.
12 de octubre: se confía a un sacerdote sobre las apariciones.
13 de octubre: la Virgen le habla directamente por primera vez.
Octubre: audiencia con el Obispo Diocesano, Mons. Antonio Rossi.
15 de noviembre: mensaje de la Virgen: “Soy Patrona de esta región. Haced valer mis derechos.”
El templo y su reconocimiento oficial
Tras las apariciones, se inició la construcción del santuario, diseñado para albergar entre 8 y 9 mil personas de pie, con una cúpula de 24 metros de diámetro y un exterior de 27 metros, visible desde distintos puntos de la ciudad. El interior completo se inauguró el 25 de mayo de 2014, consolidando el santuario como centro de peregrinación.
Finalmente, el 22 de mayo de 2016, la Iglesia Católica reconoció oficialmente las apariciones mediante un decreto firmado por Monseñor Héctor Cardelli, obispo local, legitimando la devoción a la Virgen del Rosario de San Nicolás y reforzando su importancia espiritual.
Oración de Consagración a María del Rosario de San Nicolás
El Santuario María del Rosario de San Nicolás difunde esta oración para consagrarse a la Virgen:
¡Oh Madre, quiero consagrarme a Ti!
Virgen María, hoy consagro mi vida a Ti.
Siento necesidad constante de tu presencia en mi vida,
para que me protejas, me guíes y me consueles.
Sé que en Ti mi alma encontrará reposo
y la angustia en mí no entrará.
Mi derrota se convertirá en victoria,
mi fatiga en Ti fortaleza es.
Amén.