RECETA

El truco que cambia todo: el secreto para que la provoleta a la parrilla salga perfecta

La provoleta a la parrilla es un clásico del asado argentino, pero lograr que quede dorada por fuera y cremosa por dentro no siempre es sencillo. Con algunos secretos de cocción y preparación, este queso se puede convertir en la estrella de cualquier reunión.

El truco que cambia todo: el secreto para que la provoleta a la parrilla salga perfecta

La provoleta es un queso semiduro, típicamente elaborado con leche de vaca, que se ha consolidado como un emblema del asado argentino. Servida caliente, su textura fundida y su sabor intenso hacen que cualquier parrillada gane un plus de sofisticación y sabor. Sin embargo, muchos aficionados a la parrilla se frustran al intentar cocinarla: se quema, se pega a la rejilla o se desarma antes de llegar a la mesa.

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La clave está en controlar la temperatura, el tipo de recipiente y la preparación del queso, además de incorporar algunos ingredientes que potencian su sabor y textura.

Qué necesitás para una provoleta exitosa

  • Queso provoleta de calidad: generalmente en discos de 150 a 200 gramos. Es importante que sea firme y no demasiado húmedo, ya que la humedad excesiva provoca que se derrita de forma descontrolada.

  • Aceite o manteca: para engrasar la base y evitar que se pegue.

  • Condimentos: orégano, ají molido, pimienta negra o hierbas frescas.

  • Opcional: unas gotas de vino blanco o jugo de limón para realzar el sabor.

Paso a paso para la parrilla perfecta

  • Precalentar la parrilla: es fundamental que el calor sea moderado. Una temperatura demasiado alta quema el queso por fuera mientras el interior queda sólido.

  • Preparar la base del queso: pincelá la provoleta con aceite de oliva o manteca. Esto forma una fina capa que evita que se adhiera al recipiente o a la parrilla.

  • Elegir el soporte: se puede usar una plancha de hierro, sartén parrillera o directamente la rejilla con un disco de metal debajo. La idea es que el calor llegue de manera uniforme y no haya contacto directo con el fuego.

  • Condimentar: espolvoreá orégano, pimienta y, si querés, un toque de ají molido antes de llevarlo a la parrilla.

  • Cocción: colocar la provoleta sobre el fuego indirecto. El queso comenzará a derretirse en los bordes primero; dejalo cocinar de 5 a 8 minutos. Evitar moverlo durante este tiempo para mantener la forma.

  • Toque final: cuando los bordes estén dorados y el centro cremoso, retiralo con una espátula. Servir inmediatamente.

Tips que marcan la diferencia

  • Evitar el fuego directo: el queso se derrite muy rápido y puede perder su forma si está sobre brasas muy fuertes.

  • Usar un disco más grueso: si es muy fino, se desarma antes de derretirse por completo.

  • Personalizar los sabores: algunas personas agregan aceitunas, rodajas de tomate o pimientos asados sobre la provoleta justo antes de retirarla del fuego. Esto potencia el sabor y aporta color.

  • Servir caliente: la provoleta pierde textura rápidamente cuando se enfría. Por eso, es ideal que llegue a la mesa recién salida de la parrilla.

Un clásico que conquista a todos

Dominar la provoleta a la parrilla convierte un asado cualquiera en una experiencia especial. Con un poco de paciencia y atención a los detalles, se logra un queso dorado por fuera, cremoso por dentro, con un sabor que combina perfectamente con pan fresco, vino tinto o incluso ensaladas frescas.

No importa si sos principiante o un experto en la parrilla: aplicar estos secretos garantiza que la provoleta deje de ser un desafío y pase a ser la estrella de la mesa.

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