-
300 g de pan del día anterior
500 ml de leche
200 g de azúcar
3 huevos
1 cucharadita de esencia de vainilla
Caramelo líquido (hecho con 5 cucharadas de azúcar y un poco de agua)
Estos ingredientes alcanzan para un molde mediano, perfecto para compartir en familia.
Paso a paso para prepararlo
-
Preparar el caramelo: en una sartén o directamente en el molde, colocar el azúcar con un chorrito de agua y llevar al fuego hasta que se derrita y tome color dorado. Cubrir bien la base del molde con este caramelo y dejar enfriar.
Remojar el pan: cortar el pan en trozos pequeños y colocarlo en un bowl. Cubrir con la leche tibia y dejar reposar hasta que se ablande.
Armar la mezcla: cuando el pan esté bien hidratado, agregar el azúcar, los huevos y la esencia de vainilla. Mezclar hasta integrar; se puede usar batidora o procesadora para una textura más lisa.
Volcar en el molde: colocar la preparación sobre el caramelo ya frío.
Cocinar a baño maría: llevar al horno precalentado a 180 °C y cocinar entre 50 y 60 minutos. Para comprobar que esté listo, pinchar con un palillo: si sale limpio, está perfecto.
Dejar enfriar y desmoldar: una vez a temperatura ambiente, pasar un cuchillo por los bordes y desmoldar sobre una fuente.
El resultado es un budín dorado por fuera, cremoso por dentro y con el toque irresistible del caramelo.
¿Por qué es un clásico de las abuelas?
El budín de pan tiene raíces en la cocina de aprovechamiento: nada se tiraba, todo se transformaba. Las abuelas lo preparaban para darle una segunda vida al pan duro, logrando un postre nutritivo y delicioso sin gastar de más.
Además, tiene la particularidad de reunir a la familia alrededor de la mesa. Su aroma al salir del horno y su textura suave lo convierten en un recuerdo imborrable de la infancia para muchos.
Variantes y secretos familiares
Aunque la receta básica es sencilla, existen variantes que cada familia adapta a su gusto:
-
Agregar ralladura de limón o naranja para un perfume cítrico.
Incluir pasas de uva o nueces en la mezcla.
Reemplazar parte de la leche por crema para un budín más cremoso.
Acompañar con dulce de leche o crema chantilly en la mesa.
Un detalle que las abuelas siempre repetían es no dejar que el caramelo se pase de oscuro: un dorado ámbar garantiza un sabor justo, sin amargor.
Un postre con historia y vigencia
El budín de pan casero resume lo mejor de la cocina hogareña: ingenio, sabor y tradición. Con ingredientes que casi siempre están en la alacena, se obtiene un postre que no solo llena el estómago, sino también el corazón.
Hoy sigue vigente porque conserva esa mística que lo hace especial: el gesto de transformar lo simple en algo memorable, tal como lo hacían las abuelas.