En realidad, se trataba de un pterosaurio gigante del período Cretácico, considerado uno de los mayores reptiles voladores que hayan existido. Las estimaciones indican que este animal presentaba características imponentes:
- Una envergadura alar que superaba los 10 metros
- Un peso estimado de más de 200 kilos
- Un tamaño comparable al de un avión de combate F-16
Para dimensionar la magnitud del hallazgo, los investigadores señalaron que el albatroz, el ave voladora más grande de la actualidad, alcanza apenas unos 3,5 metros de envergadura, muy por debajo de las dimensiones de este antiguo reptil volador.
El nombre llamativo y el estado de conservación de los restos impulsaron una rápida difusión del descubrimiento en redes sociales, donde abundaron comparaciones con criaturas de series, películas y videojuegos de fantasía. No obstante, los especialistas aclararon que, más allá del apodo, el hallazgo no aporta evidencia sobre la existencia de dragones reales, sino que permite conocer mejor la diversidad y el tamaño extremo que alcanzaron algunos reptiles voladores en la prehistoria.