Su madre, por su parte, fue igual de sincera: “La acompaño en cada paso, respetando su proceso y su deseo de formarse con libertad”.
Con apenas 17 años, Eloísa demuestra una madurez poco común. Tiene intereses artísticos claros, pero no busca la exposición. Le gusta la música, el teatro y la fotografía, y comparte parte de ese universo en su cuenta de Instagram (@elofurriel_), donde deja entrever un estilo sobrio, artístico y auténtico.
A diferencia de otros hijos de famosos, Eloísa no se muestra como influencer. Prefiere compartir fotos espontáneas, paisajes, instantes cotidianos y alguna que otra producción artística que deja ver su sensibilidad estética. Incluso fotos con su novio Lucas Marsiletti y hasta una canción en la que toca el piano, con una increíble voz, al lado de Dante Ortega.
En su entorno, todos coinciden: heredó el talento de sus padres, pero también su perfil bajo y su inteligencia emocional. Participa en proyectos escolares de teatro y música, y se la ve interesada en el movimiento artístico joven, donde el talento y la libertad creativa se mezclan con las nuevas expresiones culturales.
Cercanos aseguran que tiene una voz muy linda y que no descarta dedicarse al canto o la actuación, pero sin prisa ni presiones. “Todavía está explorando. No tiene apuro. Está formándose”, dicen quienes la conocen bien.
Mientras tanto, los fans de Paola Krum y Joaquín Furriel siguen con ternura cada paso de Eloísa. Su parecido con su madre es asombroso, y cada foto nueva que aparece genera una ola de comentarios: “Es igual a Paola”, “La belleza la heredó de los dos”, “Tiene una mirada muy dulce”.
Pero más allá de los elogios, lo cierto es que Eloísa ya no es solo “la hija de…”. Es una joven decidida, creativa y sensible, lista para escribir su propia historia, a su manera.