No es una enfermedad ni algo patológico en sí: es una reacción biológica ancestral que servía, entre otras cosas, para hacerse el muerto ante una amenaza, como mecanismo de supervivencia.
La mente, frente a un shock emocional fuerte, también puede entrar en un estado de parálisis o desconexión momentánea. Es una forma de autoprotección: el cerebro “suspende” el procesamiento normal para no verse abrumado. En ese estado, muchas personas describen sensaciones de irrealidad, de no sentir su cuerpo, o de perder el control sobre sus movimientos. Esa sensación de piernas flojas es una manifestación concreta de esa disociación.
Qué hacer en ese momento
Aunque la reacción suele durar pocos minutos, saber cómo actuar puede prevenir accidentes y ayudar a la recuperación emocional.
-
Buscar apoyo físico inmediato: Si sentís que se te aflojan las piernas, sentate de inmediato o apoyate en una pared o superficie firme. Evitá intentar caminar o moverte rápido: podrías caer y lastimarte.
Respirar profundamente: Las respiraciones lentas y profundas ayudan a calmar el sistema nervioso, restablecer la presión arterial y evitar un posible desmayo.
Reconocer que es una reacción normal: Entender que tu cuerpo está respondiendo a un estrés extremo puede ayudarte a no entrar en pánico. No estás perdiendo el control: tu cuerpo está protegiéndose.
Pedir ayuda: Si estás solo, intentá comunicarte con alguien. A veces, la contención de otra persona es clave para estabilizar el momento. Si estás con alguien que lo está atravesando, acompañalo con calma, sin presionar, y asegurate de que esté físicamente seguro.
No exigir reacción inmediata: Es normal que, tras una noticia trágica, el cuerpo y la mente necesiten varios minutos o incluso horas para volver a un estado de equilibrio. Dar tiempo y espacio es parte del proceso.
Si la persona se desmaya, tiene palpitaciones fuertes, no responde a estímulos o muestra dificultad para respirar, es importante consultar a un médico o llamar a un servicio de emergencias. Aunque muchas veces se trata solo de una reacción al estrés, también puede ocultar una condición médica que necesita atención.
Lo que ocurre en la mente se manifiesta en el cuerpo, y viceversa. Las piernas que fallan ante una noticia trágica son una de las muchas formas en que el dolor emocional se vuelve físico. Es un recordatorio de que el cuerpo no es ajeno al sufrimiento ni a la angustia. Y que, en momentos de crisis, escucharlo y respetar sus señales puede ser tan importante como procesar la noticia en sí.