Uno de los escenarios más dramáticos es el campamento cristiano Mystic, situado a orillas del río Guadalupe, donde se encontraban 750 niñas al momento del desastre. Al menos 27 menores y varias monitoras permanecen desaparecidas, mientras que Dick Eastland, director del campamento, figura entre los fallecidos.
Las imágenes aéreas son desoladoras: estructuras colapsadas, vehículos arrastrados por la corriente y cabañas completamente inundadas. Más de 850 personas han sido evacuadas y se han habilitado refugios temporales para albergar a quienes lo perdieron todo.
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Inundaciones en Texas: el agua subió casi 10 metros y dejó un desastre y muertes sin precedentes. (Foto: Reuters)
Lluvias extremas y predicciones erradas
Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), en solo 12 horas cayeron más de 300 milímetros de agua, el doble de lo pronosticado. En la localidad de Hunt, el río Guadalupe alcanzó 9,9 metros de altura, un registro que se ubica como el segundo más alto desde que hay mediciones.
“Las predicciones estaban equivocadas. La cantidad de lluvia fue el doble de lo anticipado”, reconoció Dalton Rice, administrador de la ciudad de Kerrville.
La situación se agravó por la saturación del suelo, que impidió la absorción del agua, provocando un desborde súbito que sorprendió a residentes y turistas. El fin de semana del 4 de julio intensificó la cantidad de personas presentes en la zona, muchas de ellas sin posibilidad de reaccionar a tiempo.
Emergencia estatal y respuesta federal
El gobernador Greg Abbott declaró el estado de desastre en las zonas afectadas y solicitó asistencia federal. Desde Washington, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, llegó a Texas para coordinar el operativo, mientras que el expresidente Donald Trump se expresó en su red Truth Social, prometiendo apoyo.
“Texas hará todo lo posible para asegurar que se encuentre a todas las personas desaparecidas”, escribió Trump.
En total, se desplegaron 500 rescatistas, 14 helicópteros, la Guardia Nacional y la Guardia Costera de Texas para asistir en los esfuerzos de búsqueda, evacuación y limpieza. El Departamento de Gestión de Emergencias estatal, a cargo de Nim Kidd, aseguró que los operativos continuarán “hasta dar con todos los desaparecidos”.
Contaminación, cortes de agua y alerta sanitaria
A la catástrofe humana se suma una crisis sanitaria en desarrollo. La inundación arrastró gasolina, productos químicos e incluso residuos industriales, contaminando las fuentes de agua potable. Por este motivo, el suministro fue reemplazado de forma temporal por fuentes subterráneas.
La oficina del sheriff de Kerr pidió a los ciudadanos que no circulen por la zona oeste del condado, salvo casos de extrema necesidad o si son residentes. El riesgo de enfermedades o lesiones por materiales peligrosos es elevado.
Además, el NWS advirtió sobre la posibilidad de nuevas lluvias intensas, con acumulaciones que podrían superar los 10 centímetros por hora, lo que empeoraría la situación en áreas ya colapsadas. Se mantienen vigentes alertas de evacuación para más de 100.000 personas y se instó a la población a buscar terrenos elevados de inmediato.
Impacto en otras localidades
El desastre no se limita a Kerr. En el condado de Travis, se confirmaron cuatro muertes y al menos 13 personas permanecen desaparecidas. En Burnet, tres personas fallecieron; en Kendall y Tom Green, se confirmó una víctima mortal en cada uno.
Entre los fallecidos se encuentran tanto residentes locales como turistas, muchos de los cuales se encontraban acampando o alojados en casas rodantes junto al río durante el fin de semana festivo.
Los informes oficiales señalan que muchas de las víctimas fueron arrastradas mientras intentaban escapar de las crecidas, en vehículos o a pie, sin dimensionar la magnitud de la corriente.
El cambio climático como telón de fondo
Científicos y meteorólogos coinciden en que este tipo de fenómenos, cada vez más frecuentes e intensos, son una consecuencia directa del cambio climático. Las lluvias extremas han aumentado en los últimos años, y los sistemas de drenaje de muchas localidades no están preparados para manejar tal volumen de agua.
En junio pasado, otra inundación provocó la muerte de 13 personas en San Antonio, a pocos kilómetros del área afectada esta semana. Los especialistas advierten que sin inversión en infraestructura resiliente, este tipo de tragedias seguirán repitiéndose.
Comunidades movilizadas y tareas de rescate
Mientras el operativo oficial continúa, comunidades locales se organizan para ofrecer alimentos, ropa y contención emocional. En Kerrville, vecinos y voluntarios limpian calles, retirando escombros, barro y restos de árboles arrastrados por la corriente.
Las autoridades pidieron prudencia y que cualquier intento de ayuda se realice coordinado con los organismos oficiales, para evitar riesgos innecesarios o entorpecer las tareas de rescate.
Centros comunitarios y refugios temporales alojan a familias que aún no han recibido noticias de sus seres queridos. En muchos casos, el trauma psicológico y la incertidumbre generan una angustia tan profunda como la pérdida material.
Qué se espera en las próximas horas
La prioridad de las autoridades sigue siendo encontrar a los desaparecidos y brindar asistencia a los evacuados. A lo largo del día domingo, se espera una nueva actualización oficial que incluirá el balance actualizado de víctimas, desaparecidos y daños materiales.
En paralelo, ingenieros del estado analizan posibles daños en puentes, carreteras y represas, mientras se monitorean posibles desplazamientos de tierra.
La tragedia ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de cientos de comunidades rurales, muchas de las cuales no cuentan con sistemas de alerta temprana ni infraestructura adecuada para emergencias hídricas.