"La odisea de los giles" llegó a Netflix y no solo conquistó la plataforma con su elenco de lujo, liderado por Ricardo Darín y su hijo, el Chino Darín, sino también por su potente relato basado en un episodio clave de la historia argentina reciente.
Esta película con Ricardo Darín ya está disponible en Netflix y revive, con emoción y crítica, uno de los momentos más duros de la historia argentina.
"La odisea de los giles" llegó a Netflix y no solo conquistó la plataforma con su elenco de lujo, liderado por Ricardo Darín y su hijo, el Chino Darín, sino también por su potente relato basado en un episodio clave de la historia argentina reciente.
Basada en la novela La noche de la Usina de Eduardo Sacheri y dirigida por Sebastián Borensztein, la película revive el caos económico que atravesó el país durante la crisis del 2001, a través de una historia que mezcla humor, drama y una fuerte dosis de crítica social.
Estrenada originalmente en 2019, esta obra maestra del cine nacional se convirtió rápidamente en una de las favoritas del público, pero ahora vuelve a ganar fuerza gracias a su incorporación al catálogo de Netflix. Una oportunidad ideal para quienes no la vieron y para quienes deseen revivirla con otra perspectiva.
La trama de La odisea de los giles gira en torno a Fermín Perlassi, un exfutbolista interpretado por Ricardo Darín, que vive con su esposa Lidia (Verónica Llinás) en el ficticio pueblo de Alsina. Junto a un grupo de vecinos, Fermín decide invertir todos sus ahorros en una cooperativa agrícola con la ilusión de revitalizar la economía local.
Sin embargo, sus planes se ven arruinados por la traición: un abogado corrupto y un banquero inescrupuloso se aprovechan de su confianza, adelantándose al inminente colapso financiero del país. Les roban el dinero justo antes del famoso "corralito", que dejó a miles de argentinos sin acceso a sus ahorros. Una situación que, para muchos, sigue siendo una herida abierta.
Lo interesante es que en lugar de dejarse vencer por la resignación, este grupo de "giles" decide hacer justicia por mano propia. Con un plan sencillo pero audaz, intentan recuperar lo que les fue arrebatado, apelando a la astucia más que a la fuerza.
Uno de los grandes aciertos de La odisea de los giles es su capacidad para rescatar un momento oscuro de la historia reciente y transformarlo en una historia universal sobre la dignidad, el compañerismo y la búsqueda de justicia.
Ambientada en los días previos al estallido del 2001, la película no necesita forzar el dramatismo: la realidad de ese entonces era lo suficientemente cruda. Pero lo que logra Borensztein es aportar una mirada que no solo denuncia, sino que también deja espacio para la risa, la ternura y la esperanza.
El guion, escrito por el propio director junto a Sacheri, mantiene un ritmo ágil, con momentos de humor que alivian la tensión sin perder profundidad. Cada escena está construida con el objetivo de generar cercanía con el espectador. Y lo consigue.
Desde su estreno, La odisea de los giles recibió elogios tanto de la crítica especializada como del público masivo. Su paso por festivales internacionales y la recepción en salas locales fueron más que positivos, posicionándola como una de las producciones argentinas más importantes de los últimos años.
Críticos destacaron su capacidad para mezclar géneros con naturalidad. El drama y la comedia se entrelazan de manera armoniosa, generando un equilibrio que mantiene al espectador interesado de principio a fin. Además, se destacó la precisión con la que se retrata el contexto social y económico sin caer en el panfleto.
La combinación entre humor costumbrista, actuaciones impecables y una historia potente convierte al film en una experiencia cinematográfica que trasciende el entretenimiento.
El regreso de La odisea de los giles a través de Netflix confirma que el cine argentino sigue siendo relevante y conmovedor, especialmente cuando se conecta con las emociones y la memoria colectiva del público.
Para muchos, la película representa una forma de hacer catarsis, de volver a mirar un momento duro con otra perspectiva. Para otros, es una manera de entender lo que pasó, de escuchar esas historias que los medios contaban, pero desde la intimidad de una ficción que no deja de ser verdad.
Ya sea por el magnetismo de los Darín, la solidez del guion o la calidad del elenco, la película logra ser más que una buena producción: es una obra necesaria. De esas que, con el tiempo, se vuelven obligatorias.