“Estamos observando un ciclo solar especialmente activo, con una mayor frecuencia de llamaradas intensas”, explicó el astrofísico Alex Young, del Centro Goddard de Vuelo Espacial. “Si la CME actual está bien alineada con la Tierra, podríamos experimentar interrupciones temporales en infraestructuras críticas”.
Las consecuencias de una tormenta solar severa pueden variar según su intensidad y duración. Algunos de los efectos posibles incluyen:
- Apagones masivos en redes eléctricas sensibles, como ocurrió en Quebec en 1989.
- Interferencias en las comunicaciones por radio, televisión satelital y GPS.
- Desvío de vuelos comerciales para evitar zonas de mayor exposición a radiación.
- Auroras boreales visibles en latitudes inusuales, incluso desde el sur de Argentina o zonas templadas del hemisferio norte.
Las agencias espaciales como la NASA y la NOAA, junto con otras instituciones como la ESA (Agencia Espacial Europea), monitorean constantemente la actividad solar. En algunos países, los operadores de redes eléctricas están preparados para tomar medidas preventivas, como apagar ciertos sistemas o cambiar cargas eléctricas para evitar daños.
Sin embargo, no todos los países tienen sistemas de alerta o infraestructura preparada para un evento extremo. Por eso, algunos científicos reclaman una mayor inversión en monitoreo espacial y protocolos de emergencia frente al llamado “clima espacial”.
¿Cuándo impactaría la tormenta?
Aunque la fecha exacta depende de la velocidad y dirección de la CME, los pronósticos indican que el impacto podría producirse entre las próximas 48 y 72 horas. Se espera que las primeras señales se perciban en la ionosfera terrestre y se extiendan por varias horas o incluso días, dependiendo de la duración del fenómeno.