Con el regreso de las altas temperaturas en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, donde las máximas prometen superar el piso de los 30 grados este miércoles y jueves, vuelve también uno de los grandes enemigos del verano: los mosquitos.
Con la suba de temperaturas en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, los mosquitos vuelven a hacerse notar. El calor y la humedad impulsan su presencia, pero ciertas plantas y árboles aromáticos pueden ayudar a reducirlos de manera natural.

Las plantas aromáticas ayudan a enmascarar el dióxido de carbono y otros olores corporales que atraen a los mosquitos, reduciendo así la cantidad de picaduras.
Con el regreso de las altas temperaturas en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, donde las máximas prometen superar el piso de los 30 grados este miércoles y jueves, vuelve también uno de los grandes enemigos del verano: los mosquitos.
El calor, sumado a la humedad, genera el escenario ideal para que estos insectos proliferen. Sin embargo, existen alternativas naturales, como las plantas y árboles, que pueden ayudar a reducir su presencia.
Diversas especies vegetales funcionan como complemento, ya que liberan aromas y aceites esenciales capaces de disimular los olores corporales y los gases, como el dióxido de carbono, que suelen atraer a los mosquitos. Si bien no sustituyen a los repelentes tradicionales, estas plantas y árboles, fáciles de conseguir en viveros y de bajo mantenimiento, pueden aportar una ayuda adicional para mantenerlos alejados.
Varios tipos de plantas aromáticas pueden reforzar la protección dentro de casa o en balcones, patios y jardines. Su eficacia se debe a que generan perfumes intensos que interfieren con los estímulos que los mosquitos utilizan para detectar a las personas.
Varios tipos de plantas aromáticas pueden reforzar la protección dentro de casa o en balcones, patios y jardines. Su eficacia se debe a que generan perfumes intensos que interfieren con los estímulos que los mosquitos utilizan para detectar a las personas.
Lavanda: además de ser ornamental, su aroma persistente dificulta que los mosquitos se orienten.
Mentas (todas las variedades): crecen rápido y desprenden un olor potente que enmascara los olores humanos.
Citronela: una de las especies más conocidas, muy aromática y fácil de cultivar en macetas.
Geranios: especialmente las variedades perfumadas, que liberan fragancias capaces de confundir a los insectos.
Albahaca: sus aceites esenciales actúan como una barrera natural frente a los mosquitos.
En espacios amplios, como jardines o veredas, algunos árboles también pueden ayudar gracias a los compuestos aromáticos que desprenden sus hojas o resinas.
Eucalipto: su perfume característico genera un ambiente menos atractivo para los insectos.
Cítricos (como el limonero): liberan esencias naturales que resultan molestas para los mosquitos.
Aguaribay: árbol nativo muy utilizado en espacios urbanos, conocido por su aroma particular que espanta insectos.
Cedros y coníferas: su resina aromática actúa como barrera protectora.
Pino: desprende fragancias que dificultan la detección del dióxido de carbono.
Para obtener resultados más rápidos, se recomienda combinar árboles con plantas de crecimiento veloz, como mentas, albahaca, lavanda, citronela o geranios. Mientras los árboles desarrollan su follaje, las aromáticas aportan un efecto inmediato y refuerzan la protección natural contra los mosquitos.