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Cuidado del medio ambiente en Argentina

Cuidado del medio ambiente en Argentina

El cuidado del medio ambiente es una preocupación que afecta a toda la población alrededor del mundo, pero en los últimos años se trasladó a la Argentina enfocada en las necesidades particulares y regionales que necesitan una urgente solución.

Cuando las personas investigan qué políticas pueden implementar para contribuir al cuidado del medioambiente las respuestas son muy amplias y diversas, ya que es necesario poner el ojo en una situación particular, y no se puede atender de forma global.

En Argentina, son muchos los problemas ambientales que requieren de un cuidado especial. Se identifica como a los más urgentes de resolver y que más preocupan a la nación y la población en general, al cambio climático, la contaminación del agua, el manejo y disposición de los desechos sólidos y la tala de bosques o deforestación.

Esta extensa lista de problemas está encabezada por el cambio climático, que ha traído como consecuencia el recalentamiento del planeta y el deshielo polar, y que ha sido noticia mundial en los últimos días por las sucesivas marchas que se dieron en todos los rincones del planeta para luchar contra esta situación y solicitar medidas que colaboren.

Los efectos principales en Argentina del cambio climático han sido sequías prolongadas, inundaciones -especialmente en la zona central del país-, lluvias torrenciales, tornados, retroceso de glaciares y retroceso de zonas costeras. Según el conocido informe “Modelos Climáticos” del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, lamentablemente Argentina es uno de los países más afectados por el calentamiento global.

La contaminación del aire, la degradación y contaminación de los suelos, las inundaciones, la pérdida de la biodiversidad, los incendios forestales y la minería, son más de los tristes problemas ambientales que afectan a Argentina y contra los que se necesita una solución de emergencia.

El cambio climático es un fenómeno mundial que está preocupando a todo el planeta por las implicaciones que tiene para la vida y las consecuencias ambientales, sociales y económicas que de este problema se derivan.

Si bien es de público conocimiento y lógica pura que el clima en la Tierra nunca ha sido estático y siempre está en constante variación, cuando los cambios bruscos del clima son generados por el hombre al alterar la composición de la atmósfera, efectivamente se activan las emergencias y los puntos límite.

Argentina es un país en desarrollo cuyas emisiones representan apenas el 0,88 % del total mundial, de manera que no es el problema sino parte de él. Sin embargo, se registra un constante crecimiento de estas emisiones en las últimas dos décadas.

El país celeste y blanco está padeciendo, dolosamente, las consecuencias de este fenómeno con el deshielo glaciar, las inundaciones por el aumento de las precipitaciones, las sequías y la elevación de la temperatura promedio diaria.

Los estudios profesionales encabezados por los expertos en cuidado ambiental, pronostican que en los próximos 20 años se espera que varios glaciares desaparezcan, afectando el suministro de agua para consumo humano.

La contaminación de las aguas es otro inconveniente de principal urgencia en Argentina. Las aguas residuales provenientes de industrias y domicilios son descargadas en ríos del país y representan la primera fuente de contaminación de los reservorios de agua dulce. Este problema no hace sino acrecentar el elevado déficit de agua potable existente.

Además, los cursos de agua disponibles son vertidos también desechos sólidos industriales, agrícolas y urbanos, sin que se estén ejecutando programas de prevención y gestión para la conservación del vital líquido.

Los cuidadores ambientales sufren esta situación cada vez más enfáticamente: los pronósticos de escasez de agua en los próximos años en el país son alarmantes. Esto impedirá que al menos el 90 % de la población cuente con un suministro confiable de agua potable, tal como lo establecen los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU.

La eliminación descontrolada de desechos contaminantes no colabora para nada en este escenario. Argentina produce cada año unas 14 000 000 de toneladas de desechos sólidos, que son depositadas en rellenos sanitarios y basurales clandestinos.

Hay un manejo inadecuado de estos residuos provenientes de las industrias, el comercio, los hospitales y los hogares, entre otras fuentes.

Los ambientalistas aseguran que la mitad de esta basura podría ser reciclada y aprovechada si existieran programas de reutilización. Sin embargo, los depósitos de basura en los rellenos sanitarios provocan filtraciones que terminan contaminando los cursos de agua subterráneos.

Las cifras son alarmantes y están a la vista: en el país hay cerca de 3000 basurales a cielo abierto, ubicados en el 70 % de las entidades municipales.

El hecho de que este resto no se recicle ni se trate adecuadamente la basura, aumenta la contaminación de los suelos, el aire y el agua, poniendo en riesgo la salud de la gente, que se encuentra cada vez más comprometida con esta lucha colectiva.

El avance de las fronteras urbanas y agrícolas en desmedro de los bosques y las áreas verdes en las ciudades y el campo, es otro problema que preocupa a los argentinos. Son muchos los bosques completos que han sido destruidos para dar paso a explotaciones agrícolas, ganaderas, forestales y silvícolas.

Las plantaciones de soja y demás cultivos agroindustriales a gran escala son otro problema acuciante en el proceso de deforestación y tala de bosques nativos. Para obtener maderas, leña y carbón vegetal, la industria forestal también sacrifica grandes extensiones de bosque.

Las zonas más afectadas por la deforestación y la desertificación que se registran formalmente son las llanuras y mesetas (San Juan – Chubut), la llanura chaco pampeana (la espinal), La Pampa (bosques de Caldén) y Buenos Aires (los Talares).

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