No hay porteño o turista que haya transitado alguna vez por la Av. Corrientes y no haya quedado cautivado por el aroma de la tradicional pizzería Güerrín. Emblema y cita obligada para generaciones, ya sea tras una obra de teatro o para comer una porción al paso en medio de algún trámite, esta semana reabrió sus puertas. Tras varios meses de cuarentena y a partir de la autorización de la Ciudad para instalar mesas en la vereda, el local retomó la atención al público y comenzó a recobrar de a poco la vida de antaño.