Eduardo Rotondo esconde en cada una de sus palabras un dejo de nostalgia. Pasaron 41 años, pero guarda en su memoria sentimientos intensos de la experiencia más conmovedora de su vida.
Eduardo Rotondo esconde en cada una de sus palabras un dejo de nostalgia. Pasaron 41 años, pero guarda en su memoria sentimientos intensos de la experiencia más conmovedora de su vida.
La cobertura como reportero de la guerra en las Islas Malvinas lo cambió para siempre. “Muchas noches pienso que algo mío se quedó allá, ya no volví a ser el mismo luego de ese viaje”, recuerdo con la voz resquebrajada.
Rotondo fue uno de los veinte corresponsales que cubrieron el conflicto bélico, pero el único que pudo registrar la rendición argentina para la cadena norteamericana ABC News. Esas vivencias persisten indelebles en sus recuerdos, los mismos que lo llevan a revivir cada uno de los momentos cruciales que vivió entre abril y junio de 1982.
Durante la guerra, grabó tres cassettes con ocho horas de filmación y tomó 740 fotos, muchas de las cuales fueron compradas por la revista Gente.
“Recuerdo las tapas con el título: 'Estamos ganando' y mis fotos; y lloro de bronca e indignación”, rememora en diálogo con A24.com desde su refugio de la Costa Atlántica.
Eduardo ya está jubilado y entiende que llegó el tiempo de desempolvar su archivo personal para seguir recordando lo que se vivió en aquella gesta. Hace ya varios años que se radicó en Mar del Tuyú donde emprendió el desafío digital de abrirse una cuenta de Instagram que funciona como su propio medio.
Allí cada semana sube algún recuerdo acompañado de imágenes inéditas que por primera vez ven la luz. Durante varios años, tuvo un programa radial dedicado a Malvinas llamado “Historias de héroes y traidores”.
A pesar de haber nacido en la Capital Federal, sus primeros pasos en la fotografía los dio luego de radicarse en Lomas de Zamora cuando empezó a cubrir distintos operativos de la policía. Con el paso del tiempo profesionalizó su trabajo y fue contratado por la agencia Buenos Aires International Press. Su primer destino importante: la cobertura de los conflictos políticos en una convulsionada Centroamérica.
Antes de la guerra de Malvinas, Rotondo estaba viviendo en Costa Rica con sus esposa e hijos. Desde allá fue convocado a una reunión en Buenos Aires con la promesa de cubrir el Mundial de Fútbol de 1982. La idea le fascinó de arranque, pero cuando llegó a su tierra natal la fantasía se convirtió en un infierno. Sus jefes le cambiaron el destino. “Empezó la guerra de Malvinas. Nada del mundial, tenés que viajar para las islas”, le ordenaron.
-¿Cómo fue el impacto de llegar a Malvinas?
-Lo que yo venía cubriendo en Centroamérica era la guerra de otros. Venía viendo la violencia en El Salvador, en Guatemala… Pero no era mi guerra. Eso fue lo primero que pensé y sentí cuando llegué. Sentí la presión del desafío de retratar algo que sentía como propio, con lo que me había criado, con esa idea de que ´las Malvinas son argentinas´. Muchos de esos soldados podían ser mis hermanos. Eran mis hermanos.
-¿Estuvo en la guerra hasta la rendición argentina? ¿Fue el único reportero?.
-Claro, yo estaba del lado de afuera de la Gobernación. Adentro la negociación era tremenda porque Menéndez no quería que entremos, pero tampoco quería firmar porque en el documento de la rendición había una palabra que decía 'incondicional'. Si no se sacaba esa palabra, no había acuerdo. Faltando un minuto, Jeremy Moore tachó la palabra y Menéndez le puso sus iniciales encima. Si no, la guerra hubiera continuando.
-¿Qué fue lo que más le llamó la atención de esa jornada?
-Yo generalmente trabajaba sólo en la guerra. No tenía ni ayudante ni periodista, porque sólo tenía que grabar y tomar sonido ambiente. Pero a mitad de la guerra apareció un pseudo periodista, supuestamente uruguayo, que rápidamente descubrimos que era un espía que trabajaba para los servicios de inteligencia. El día de la rendición misteriosamente apareció en donde yo estaba durmiendo; y me ofreció ayudarme a llevar la mochila y los equipos. Ingenuamente le dije que si y, luego con el tiempo, me di cuenta de como me usó para espiar lo que estaba sucediendo en un momento histórico para nuestro país. A las pocas horas no lo vi nunca más.
Efectivamente, la rendición y el cese el fuego se firmó el 14 de junio de 1982 a las 20.59 horas en Puerto Argentino y ahí estaba Rotondo para documentar los detalles históricos.
-¿Y con qué te encontraste cuando volviste al continente?
-Te lo cuento y me lleno de bronca. Pero la realidad era que la gente estaba más preocupada por el Mundial de 1982 que por lo que había sucedido en Malvinas con los solados argentinos.