Qué pasó. Maya, de dos años, le dijo a su mamá Krystel Hwang que quería un disfraz “único y diferente”. Su madre le armó uno que no podía fallar y Maya recorrió las calles de Filipinas enfundada en un tierno vestido aunque con su cabeza en las manos, como si estuviera decapitada. Alguien grabó a la niña y el video ya recorrió el mundo.