La historia de esta misionera de 26 años, que fue mamá por primera vez en medio de la pandemia, genera muchos sentimientos. Entre la sorpresa de saber que tenía COVID y la imposibilidad de mantener contacto con su hijo luego de que naciera, su relato conmueve a quien la escuche.
Aún tacha los días para poder sentir la piel, el olor y darle un beso a Gerónimo Valentín porque debe esperar hasta un nuevo hisopado. Pero la sola alegría que siente al poder darle el pecho, con un ritual para no contagiarlo, parece ser un aliciente.
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Zunilda y Gabriel durante la gestación de Gerónimo.
Zunilda y Gabriel durante la gestación de Gerónimo.
De la sorpresa al quirófano
En palabras de Zunilda, el temor a contagiarse la llevó a cambiar la clínica donde llevaba su embarazo. Sin embargo para ese entonces ya había contraído el virus.
"Empecé con dolores y en la clínica donde me atendía me dijeron que había muchos pacientes con COVID, me asusté. Fui a la Clínica San Mauricio y ahí me dijeron que me tenía que hacer una cesárea porque tenía poco líquido y la placenta estaba madura", relata Zunilda. "Me tuve que hacer un hisopado por protocolo de prequirúrgico y al lunes, cuando estaba preparando el bolso porque el martes (30 de junio) me hacían la cesárea, me dan la noticia que salió positivo", agrega.
"Fue un balde de agua fría, yo me cuidé desde que empezó todo esto. Salí de casa solo para hacerme los controles, mi marido (Gabriel) es trabajador esencial, pero cuando llegaba a casa teníamos todo un plan. No lo podía creer, porque me había vuelto obsesiva con el cloro, tuve que tirar mucha ropa porque la manché", cuenta.
Pese a su angustia, el resultado fue extraordinario, ya que un grupo de personas trabajó a destajo para que Gerónimo pueda nacer con todos los cuidados.
"Cuando vi que el de Zunilda era positivo nos comunicamos con el equipo y el obstetra. En principio empezamos a ver qué protocolos realizábamos, pero en pediatría deciden que si el bebe si es positivo y necesita neonatología necesitaría más cuidados, por eso pedimos el traslado", explicó a A24.com Gabriela Romañach, Gerente de Convenios de la Clínica San Mauricio, de González Catán.
Según explicó, ese fue el inicio de una gran movida que incluyó trabajo contra reloj y un estricto protocolo para que la paciente pueda llegar a salvo a tener a su bebé.
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"Mi hijo tendrá una gran historia de su nacimiento", dijo Zunilda
"Mi hijo tendrá una gran historia de su nacimiento", dijo Zunilda
"Cuando se detecta que Zunilda se encontraba transitando un embarazo a término y con un resultado positivo para COVID-19, nos solicitan la derivación a un centro de mayor complejidad y en ese momento se pone en marcha nuestro proceso de contingencia. Logramos la cama y la derivación a tiempo", señala la Dra. Marcela Travaglini, Gerente Médico de SanCor Salud, a este portal.
Pero eso no fue todo, ya que desde arribó a esta nueva clínica, hubo un nuevo obstáculo que afrontar. "Ya habíamos trabajado con sospechas, pero esta sería nuestra primera cesárea de una mamá COVID positiva", dice Eliana Arata, responsable de Emergencia de Clínica Médica de la Clínica Cruz Celeste, A24.com. Es por eso que casi en tiempo récord todo el equipo se puso a trabajar.
Zunilda se encontraba en perfecto estado de salud y no contaba con patologías de riesgo. De todos modos, la intervención aguardaría un día más, ya que definieron alquilar un respirador neonatal para pacientes con COVID. "El día de la operación estuvieron presentes todos los Jefes de los Servicios. Pensamos: si la vamos a hacer, la tenemos que hacer bien", resumió.
Un cumpleaños atípico
Ese mismo 30 de junio, Zunilda cumplió 26 años. Iban a compartir fecha con Gerónimo, pero los cuidados hicieron que tuvieran que festejar con horas de diferencia. "Yo le decía a mi marido: 'Este es mi hijo va a nacer para mi cumpleaños, será como yo. Por poquito no pasó", señaló y alegremente resumió: "Por lo menos ahora tenemos un día para cada uno".
Pasar por una cesárea no es una tarea sencilla, más aún sola. Con barbijo de por medio, Gerónimo Valentín nació el 1 de julio, a las 14, pesando 3,180 Kg. Zunilda pudo ver con claridad a su hijo tiempo después gracias a una foto que le mostró una enfermera.
"En la cesárea no lo pude ver bien por la anestesia y el barbijo, pero cuando me mandan esa foto fue una felicidad que no tiene explicación. Se la mandé a mi marido y llorábamos los dos", relata.
Dos días después, ella ya estaba bien. Como el padre de Gerónimo había dado negativo en el test de coronavirus pudo llevarse a su hijo a esperar a su madre en casa.
Nuevamente la ansiedad tomó lugar y era Zunilda quien esperaba encontrarse con el pequeño, aunque los protocolos para poder alimentarlo se mezclaron con las enseñanzas que se le brindan a las madres primerizas.
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Zunilda y Gabriel juntos esperaban a Gerónimo
Zunilda y Gabriel juntos esperaban a Gerónimo
"La puericultora le enseñó cuál es el protocolo para amamantar al bebe para minimizar el riesgo de contagio. Ella lo puede amamantar sentada para que haya una mayor distancia entre caras, tiene que usar barbijo, máscara y guantes descartables. Además se tiene que higienizar las mamas con alcohol y usar una bata", explicó Arata.
En cuanto al pequeño, según detalló, al no contar con síntomas, no hay necesidad de hisoparlo. "Aún no se sabe si hay contagio transplacentario", dice la médica. Y agrega: "Como neonatología es un servicio cerrado y con la pandemia hay más controles, Gerónimo estaba en una sala aparte porque era sospechoso de COVID por ser contacto estrecho, pero evolucionó super bien. Nos emocionó mucho a todos y nos llenó de alegría el resultado".
En casa y tachando los días para su primer contacto piel con piel
Finalmente, durante la noche del viernes pasado Zunilda recibió el alta de la clínica y, nuevamente ambulancia de por medio, llegó a su casa. A horas del cierre de esta nota, esta valiente mujer volvió a emocionarse cuando contó su primer encuentro que tuvo con el pequeño Gerónimo Valentín, nombre que recibió en honor al abuelo y a la valentía por nacer en medio de en pandemia.
"Estamos muy bien, gracias a Dios. Yo duermo en la cocina y él con el papá en la pieza. Solo tengo contacto con él cuando le doy la teta o lo cambio. Es tan lindo mi hijo y se portan tan bien", dice completamente conmovida.
Ahora, tacha los días hasta un nuevo hisopado y el resultado. "Estoy esperando con ansias que llegue el viernes, y que me digan que es negativo. Quiero sentirle su olorcito y besarlo, porque ahora con el barbijo no puedo hacer nada".
Zunilda ya comenzó a planear un viaje a su Misiones natal. "Quedaron pendientes muchas cosas, las tías van a recuperar el tiempo perdido y tengo dos sobrinos que nacieron en abril, serán 3 terremotos", afirmó y agregó: "Estoy muy feliz porque a pesar de todo, todo salió bien. Mucha gente que ni siquiera me conocía me mandaba mensajes y rezaba por nosotros".
"Todo lo que planeamos salió al revés, pero saqué muchas fuerzas para recuperarme rápido y los médicos se asombraron. Mi marido me dijo 'la verdad fuiste una leona', pero para el segundo le voy a pasar la cuenta", ríe y concluye: "Después de todo esto, mi hijo tendrá una gran historia de su nacimiento".