En ese sentido, el infectólogo resaltó que "si el aula está ventilada, posiblemente infecte a los que están en la primera línea y quizá a nadie si usa consistentemente el barbijo".
Con esto en mente, fue que, según confirmó A24.com, el ministro de Salud, Daniel Gollán, buscará colocar medidores de dióxido de carbono en cada aula bonaerense para monitorear de manera permanente que la ventilación sea la correcta.
Qué son los medidores de dióxido de carbono
La finalidad de los medidores es medir cuán ventilado está un ambiente. O dicho de otro modo, cuán respirado está. La idea de evaluar este aspecto surgió del investigador y profesor José Luis Jiménez, de la Universidad de Colorado (Estados Unidos), al relacionar a los aerosoles, es decir las microgotas suspendidas en el aire, con el contagio de Covid.
"Se sabe que las personas que tienen carga viral en su secreción contagian más y si hay una persona infectada eliminando virus permanentemente porque está hablando, en media hora puede diseminar el virus por toda una habitación", recalcó Sued.
En ese sentido, el físico y exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Jorge Aliaga, explicó: "Los seres vivos respiramos un aire que tiene oxígeno y dióxido de carbono; nuestro cuerpo usa el oxígeno y lo transforma en dióxido de carbono, es por eso que usa este gas para saber cuán respirado está un ambiente".
"A lo largo de los años, por la actividad humana, detectamos que en el aire hay 400 partes de dióxido de carbono por millón. Es por eso que evaluamos que si sube a más del doble, tenés más del 1% de probabilidades de estar respirando el aire de otro", agregó el actual secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham en diálogo con A24.com.
Para qué sirven
Con el comienzo de las clases cada día más cerca y la necesidad del regreso de los chicos a las aulas, conocer cuán expuestos pueden estar al Covid es imprescindible. Por eso, tener en cuenta cuáles fueron las probabilidades de que hayan estado expuestos al virus es esencial.
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El medidor de dióxido de carbono realizado por Jorge Aliaga (Gentileza: Jorge Aliaga)
El medidor de dióxido de carbono realizado por Jorge Aliaga (Gentileza: Jorge Aliaga)
"Tener una idea de cuán riesgoso es un lugar cerrado depende de muchas cosas pero con los medidores hacemos visible a algo que es invisible, como el virus. Es saber cuántos virus podría haber en un lugar conociendo cuán respirado está", resumió Aliaga.
En ese sentido, explicó que en los lugares cerrados la cantidad de dióxido de carbono "sube muy rápido y, si no hay corriente de aire, baja muy lento; pero cuando hay corriente baja muy rápido. No es sutil. Esta técnica es fácil de entender e implementar. Es que miren el display y que si supera los 800, por ejemplo, se abran las puertas y ventanas o salgan".
Más allá de la importancia que pueden tener estos medidores en la pandemia, en la Argentina existen enfermedades que se transmiten por vía aérea y por la persistencia de microgotas en el ambiente, tales como la gripe, que puede desencadenar en neumonías y bronquitis; el sarampión; las paperas o la varicela, por citar algunos ejemplos.
"Ponemos poca atención a la ventilación de los ambientes y hay muchas enfermedades que se pueden evitar con ambientes ventilados. Los medidores de dióxido de carbono no solucionan el problema, pero sí lo hacen visible y ayudan a resolverlo", afirmó Aliaga.
Incluso, aclaró que su colocación dentro de los ambientes es sencilla, aunque "no se lo debe poner delante de una puerta o ventana, tiene que estar alejado del lugar que tiene mayor ventilación, y a un metro y medio del piso, que es la altura media de las personas".
Costos y aplicación bonaerense
Como si se tratara de un juego de dominó, la pandemia influyó en todos los aspectos de la sociedad. Desde problemas económicos, por los aislamientos y cierres de comercios, hasta pedagógicos, por la mudanza de las clases a la virtualidad y las casas.
Es por eso que, tras coincidir en la necesidad de que los chicos vuelvan a las aulas, los costos de implementar una política sanitaria también son tomados en cuenta.
"En la reunión de asesores del gobierno bonaerense de diciembre, yo comenté sobre este tema y hubo interés. La Provincia está evaluando comenzar una búsqueda para ver si hay empresas argentinas que los fabriquen. Sabemos que hay 3 o 4, pero pueden haber más", señaló Aliaga, algo que luego fue confirmado por el propio ministro Gollán.
Según explicó el físico, estos aparatos constan de 4 componentes: un sensor, un controlador, un display y una alarma que se activa al superar una determinada cifra. "El equipo que yo armé, comprando las partes por internet, me salió 6500 pesos", señaló y agregó: "La vida útil de esos sensores ópticos es de 5 años, aproximadamente".
En ese sentido, el exdecano de la Facultad de Exactas de la UBA señaló: "Así como en algún momento se compraron insumos chinos para la pandemia, se pueden comprar los sensores, que son el corazón del medidor, a 15 dólares. La Universidad de Hurlingham compró 200 para producir para la universidad y escuelas de la zona por USD 3 mil en total".
Según explicó Aliaga, con el objetivo de confeccionar estos aparatos, dicha universidad bonaerense realizó una convocatoria para sus estudiantes de las carreras Energía Eléctrica, Diseño Industrial, Informática y Licenciatura en Educación, para el diseño, desarrollo, producción y posterior difusión de medidores de dióxido de carbono en el sistema escolar de Hurlingham.
"Esperamos que en los próximos días empecemos con el ensamblado, creemos que en un mes se pueden hacer los 200", señaló el físico, aunque aclaró: "En mi página personal puse los planos y un paso a paso para que cualquier escuela técnica o universidad lo pueda hacer. Enseñé electrónica para físicos por 30 años, pero no soy el mayor experto o un ingeniero electrónico".