Cuando hablamos de las cripto, las posturas tienden a radicalizarse. Existen los maximalistas de Bitcoin (BTC), por ejemplo, quienes plantean que solo esta criptomoneda entrega un valor real, mientras que el resto no son un verdadero aporte.
Cuando hablamos de las cripto, las posturas tienden a radicalizarse. Existen los maximalistas de Bitcoin (BTC), por ejemplo, quienes plantean que solo esta criptomoneda entrega un valor real, mientras que el resto no son un verdadero aporte.
En cualquier caso, es imposible negar cómo Ethereum llegó a revolucionar la manera en que navegamos por Internet. Y con ello, nuevos proyectos enfocados en la Web3 han surgido para ofrecer una experiencia descentralizada, en la que los usuarios consiguen mayor control de su información, posesiones y privacidad.
Esto se debe a muchos factores que podemos asociar con la blockchain cofundada por Vitalik Buterin (quien visitó Argentina recientemente), Charles Hoskinson (fundador de Cardano) y Gavin Wood (fundador de Polkadot), entre otros.
Por un lado, el arribo de los smart contracts, que permiten ejecutar distintas acciones en una cadena de bloques más allá de las transacciones, cimentaron el auge de las finanzas descentralizadas (DeFi), en las que hoy lideran plataformas como Uniswap y AAVE. Incluso proyectos como DeFi Kingdoms, con su propuesta GameFi, operan gracias a los contratos inteligentes.
En paralelo, el boom de los tokens no fungibles (NFT), el crypto arte y los videojuegos Play to Earn también se desarrollan en mayor medida en la red de Ethereum. Sin embargo, en la actualidad, existen muchas blockchains y aplicaciones descentralizadas (DApps) que están cimentando la Web3.
Como vemos en la imagen, la historia del Internet ha contado con varias etapas y arquitectos. Por eso, nos detendremos a detallar cómo fue su evolución y cuál es el rol de las criptomonedas.
Para Ezio Rojas, Social Media manager de Parity Technologies (Polkadot y Kusama), la web 1.0 surgió en los primeros años de la Internet. “Ahí existía un sistema muy rudimentario, que se limitaba a páginas web donde se podía compartir la información, pero con nula intervención por parte de los usuarios que navegaban en ellas”.
Navegadores como Internet Explorer y Netscape fueron fundamentales para la creación del mundo globalizado en el que nos encontramos actualmente. Sin embargo, el uso del Internet por ese entonces era muy bajo, y muchos plantean que la adopción de las criptomonedas a comienzos de 2022 es comparable a dicha época.
Tiempo más tarde vimos el arribo de la Web 2.0, donde agentes como Google Chrome, Amazon Web Services, Meta y Twitter lideran el entorno. Los cuales, por cierto, han sido acusados en reiteradas ocasiones de violar la privacidad de las personas al utilizar sus datos de forma fraudulenta.
Para Rojas, tanto la Web 1.0 como la 2.0 adolecen de algo crítico: su centralización. “A pesar de que se ha avanzado en la integración de los usuarios y su participación en la red, estos sistemas siguen en manos de muy pocos, que terminan decidiendo y ejecutando sobre el funcionamiento de esos espacios bajo sus propios criterios”.
El abogado de la Universidad Católica, Andrés Bello, aclara que ante esta imposibilidad de decidir sobre los espacios que los propios usuarios están usando, nace la idea de la Web 3. “Más que ser un simple usuario, ahora los actores pueden ser protagonistas e involucrarse de una forma más directa con el Internet y su funcionamiento”, dice.
Esto ya es posible gracias a la tecnología blockchain y distintos proyectos criptográficos como Ethereum (ETH), Filecoin (FIL), Brave Browser (BAT) y el monedero digital MetaMask. En este entorno descentralizado, los usuarios podrán ser dueños de sus activos gracias a los NFT, las DeFi y el Metaverso.
Como explica Rojas, la blockchain es una herramienta que nos permite construir sistemas descentralizados y con un funcionamiento garantizado por la teoría de juego y la tecnología.
“Esto nos ayuda a aplicar sistemas descentralizados dentro de la web que, como vemos cada día, está logrando mayor protagonismo. Así, la tecnología blockchain viene a cumplir un rol integrador para el consumidor o usuario de la Web 3”, reconoce.
Para conectar otras cadenas de bloques a la red principal, tanto Polkadot como Kusama -su red canaria- celebran desde el año pasado las subastas de Parachains. “Queremos lograr que el uso de esta tecnología sea tan sencillo y útil en el futuro como cuando hoy en día usas un navegador web en la denominada Web 2.0, en donde puedes ejecutar una gran cantidad de acciones desde un solo lugar”, explican.
Otro importante proyecto que busca la interoperabilidad entre distintas redes es Cosmos (ATOM). Muchas de las blockchains con mayor capitalización de mercado como Terra (LUNA) y Cronos (CRO) de Crypto.com funcionan con el hub de Cosmos.
Si estás interesado en invertir en la Web 3, podés buscar la criptomoneda Data Economy Index (DPI), cuyo precio surge de un índice diversificado de interesantes proyectos como Ocean Protocol, Chainlink y Ethereum Name Service.
En cualquier caso, el objetivo que busca descentralizar el Internet, claro está, requiere de mucha divulgación, educación y debate relacionado a estas nuevas tecnologías y a la Identidad Digital Soberana (SSI). No obstante, es imposible negar esta revolución informática y financiera.