Un joven Akira se cría viendo películas del oeste, por lo que sus obras fueron influenciadas por el cine de occidente, sobre todo el género "western". Kurosawa también fue influenciado por Shakespeare, de quien adaptó obras como El Rey Lear (años después, Steven Spielberg lo calificaría como "el Shakespeare del cine contemporáneo").
Kurosawa se vio muy limitado por la Segunda Guerra Mundial. Pero, en 1951, con la presencia de grandes títulos como Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan), El río (Jean Renoir), El gran carnaval (Billy Wilder) en el Festival de Venecia, un joven director desconocido se llevó el León de Oro. Fue Akira Kurosawa por su película Rashomon. De esta película saldría algo que en la industria se conocería como el “efecto Rashomon”, donde se rompe con la tradicional narración omnisciente, impregnando el relato de subjetividad.
Kurosawa en el mainstream
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George Lucas y Akira Kurosawa
Empieza John Sturges al reversionar Los siete amuráis al occidente en 1960 con su película Los siete magníficos. Cambia el paisaje, pero la trama sigue ahí. Mercenarios ayudan a un pueblo a librarse de unos invasores. Podría decirse que es el mismo "viaje del héroe" que la película Bichos de Disney.
Dyango está basada en Yojimbo, así como El último hombre donde actúa Bruce Wills está inspirada en Dyango (que está inspirada en la película de Kurosawa).
La escena de la emboscada de Sonny (Santino, hijo de el protagonista) en El Padrino está ejecutada de la misma forma que en Trono de Sangre de Kurosawa.
George Lucas no puede negar la influencia de Trono de Sangre de Kurosawa en su serie de filmes Star Wars. Desde los trajes de los samuráis que influenciaron al traje de Dark Vader, hasta el uso de los dos plebeyos (que reemplaza por dos androides) y el protagonista sabio (que reemplaza por un jedi). El final también, la transición del protagonista que cambia de bando y la recompensa de los héroes, están en la trama de Trono de Sangre.
Kurosawa fue uno de los pioneros de "el viaje del héroe" los doce pasos para crear un guion que usan casi todas las películas pochocleras hoy en día. Un protagonista encuentra un conflicto, lo rechaza, hay un sabio guía y un antagonista, vuelve a pasar algo y acepta el desafío, termina ganando y cambiando por el bien del mundo. Así, este autor de películas que te dejan sin aliento, a las que todavía no se puede catalogar como vanguardistas (son de ruptura) o románticas (hay un extremo uso de la subjetividad, y del genio creador), es quien inspiró a los directores mainstream que todos conocemos.