Las razones de esta postura parecen estar vinculadas a dos motivos claros. En primer lugar, Gallardo quedó visiblemente molesto con el desempeño irregular de su equipo, lo que lo llevó a decidir que cualquier reflexión debía quedar dentro del vestuario, lejos de los micrófonos.
Por otro lado, el propio DT admitió haber estado afectado por un cuadro gripal, lo que lo dejó con fiebre durante la noche previa al encuentro. A lo largo del partido, Gallardo optó por cambiar su atuendo para intentar contrarrestar los 37 grados de temperatura que se registraron esa tarde, dejando de lado el saco y la camisa para elegir una chomba rosa, en un intento por sentirse más cómodo en medio de su malestar.
Con este silencio, Gallardo envió un claro mensaje sobre su inconformidad con el rendimiento de su equipo, prefiriendo tomar distancia de la prensa en un momento de análisis profundo y reservando sus palabras para sus dirigidos en privado.