También los interrogantes en el encuentro se centraron sobre la renegociación de la deuda bonaerense. Guzmán confesó que la aceptación de postergar los pagos del vencimiento operado el 26 pasado para el 1 de mayo tuvo un 26% de aceptación, muy por debajo del 75% que tiene como piso para que la transacción sea exitosa. Pese a que la lectura de esta frase fue vista por algunos analistas como una señal de enfrentamiento entre Guzmán y Kicillof, lo cierto es que en el encuentro en Manhattan, el ministro de Economía instó en reiteradas ocasiones a que se acepte la oferta de la Provincia de Buenos Aires. Incluso en una ocasión, el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, interrumpió a un financista que criticaba la oferta de Kicillof y dijo que “no embromen; acepten la oferta”. Chodos, un eterno crítico del FMI, es un impulsor de una fuerte quita a aplicar a los papeles argentinos, algo que, en definitiva, llevaría al inicio de las demandas judiciales contra la Argentina, dado que bonistas no convalidarían fuertes pérdidas adicionales.
El prurito de Guzmán con los bancos quedó expuesto además al no hablar con entidades fuera de las reuniones que se realizan agrupando a empresarios de todos los sectores. Coincide con Kicillof en que no haya entidades financieras asesorando al país en la oferta a bonistas. El problema es que, sin un banco, se complica llegar a los tenedores de papeles argentinos con la oferta y, en paralelo, seducirlos para que la acepten. La sospecha de los funcionarios argentinos es que, más allá de la postura general “anti bancos”, las entidades intermediarias tienen a los fondos como clientes y por ello defenderán sus posturas. En la práctica, los países y empresas que reestructuran deudas lo hacen siempre con un banco como asesor.
Las críticas de los asistentes ayer al Council of the Americas también se centraron sobre la fusión de las ofertas de PBA y de la Nación. Con los tenedores de deuda diferenciados, no tiene sentido que PBA replique lo que haga la Nación. También la situación financiera de los dos, Kicillof y Guzmán, es bien diferente.
Del otro lado del mostrador, la sensación de aquellos que asistieron como invitados y que eran tenedores de papeles argentinos, era en realidad de resignación, de que buscan con la oferta que haga la Argentina una oportunidad para deshacerse de sus tenencias. Por ello es que difícilmente se pueda ver concretado, en la actual situación, el objetivo de Guzmán de cerrar un rápido acuerdo y que nuevamente el país vuelve a acceder al mercado de crédito internacional. Las partes, acreedores y deudores, están por ahora muy lejos y la reunión con Guzmán sólo sirvió para confirmarlo.