Emprendedores: cómo funciona el negocio
La usina creativa de Boti-K Puro funciona en la localidad de Los Cocos, en la provincia de Córdoba. Allí, la pareja piensa nuevos productos, materias primas y posibilidades de negocio. Sin embargo, todas sus fórmulas se producen y perfeccionan con el aval científico de diferentes laboratorios de todo el país.
Además, toda la logística de distribución y almacenamiento se concentra en San Isidro, provincia de Buenos Aires; desde donde logran que el porfolio completo de la marca llegue a todo el territorio nacional e internacional. Sí, porque ahora, la empresa creada por Florencia e Ignacio también exporta sus productos a Rusia y Taiwán.
“Esto fue posible gracias al esfuerzo de todo el equipo, siempre con una actitud proactiva”, reconoce la pareja. Y agregan que “parte de la clave del éxito está en contar con una estrategia comercial intensiva, realizando la venta a través de múltiples canales”.
En ese sentido, la compañía propone una experiencia de compra online a través de la tienda de su sitio web -con envíos gratuitos a todo el país- y, además, tiene presencia en 300 comercios. De esta forma, asegura Florencia, “el emprendimiento familiar continúa su crecimiento y se proyecta al mundo con exportaciones y con un plan estratégico para llegar a más países en el mediano plazo”.
Un emprendimiento que se hizo global
Cada nuevo paso que da la empresa, tiene mucho trabajo y estudio detrás. “La planificación de ventas al exterior, incluso, nos dio grandes aprendizajes en cuanto a normas internacionales y la satisfacción de abrir nuevos mercados para nuestros productos que, en muchos casos, son únicos en el mundo”, cuentan los emprendedores.
Boti-K Puro empezó con un equipo de apenas 3 personas y una necesidad puntual para atender: “Poner al alcance de todos productos de cosmética e higiene más saludables, amigables con el cuerpo y el ambiente, para generar un impacto positivo en la comunidad”, recuerda ahora Ignacio.
En muchos casos, sus productos son únicos y no tienen competencia en la oferta nacional de biocosmética, como leches balsámicas vegetales, emulsiones balsámicas formuladas de manera exclusiva con aceites de coco o las aguas micelares formuladas sobre agua de flores, entre otros. Además, todos los productos de la marca cuentan con el aval de ANMAT. Son libres de petrolatos, testeo animal, derivados de origen animal y TACC; a la vez que resultan aptos para piel sensible, bebés, embarazadas, veganos, vegetarianos, celíacos, y aquellos consumidores que, por necesidad o elección, buscan un consumo saludable.
“Al mirar hacia atrás, ahora celebramos el éxito de haber logrado algo que parecía imposible”, finaliza la pareja.