Pero para complicar el panorama, en 2019 habrá elecciones presidenciales con un resultado imprevisible. Todo puede pasar. Ello se ve reflejado en la diferencia entre el rendimiento de los títulos argentinos que vencen antes del 10 de diciembre de 2019 y los que vencen después de esa fecha.
Entre uno y otro, hay cinco puntos porcentuales, 500 puntos básicos, de diferencia de rendimientos. La regla financiera básica es que, cuanto mayor tasa pague un papel, más riesgo posee en su pago. Quien gane las elecciones presidenciales del 2019 deberá seguir efectuando un ajuste de las cuentas públicas.
Argentina promete tener equilibrio fiscal primario, es decir, equilibrar ingresos con gastos pero antes del pago de intereses de la deuda. Argentina tiene que alcanzar en los años siguientes no sólo el equilibrio fiscal primario, sino también cubrir el pago de intereses de la deuda. Quien gane las elecciones en 2019, ¿estará dispuesto a seguir efectuando un ajuste fiscal para cumplir con los pagos?
Esta es la gran duda de los mercados, y por ello el riesgo país está en altísimos niveles, más allá de los conflictos entre Trump y Xi Jinping.
De base, el nivel de deuda que tiene la Argentina es muy
elevado. No es sólo lo político lo que está detrás del alto riesgo país. El
macrismo cometió el pecado financiero de seguir acumulando deuda en la plaza
financiera y engrosó los vencimientos de intereses y capital de la deuda.
Por ello el resumen de la situación actual en la
siguiente frase: para no hacer un fuerte ajuste, apenas asumió, Mauricio Macri
emitió deuda en los mercados; ahora hay que hacer un fuerte ajuste para poder
pagar la deuda.