El piloto argentino comenzó a transitar sus primeros pasos en su nueva escudería de la Fórmula 1 y contó sus decesos.
Franco Colapinto y el sueño de manejar un auto campeón del mundo.
Franco Colapinto se va adaptando a su nueva escudería rosa y azul de Alpine. El argentino ya pasa sus días en la fábrica de Enstone desde el pasado jueves. Allí también conoció uno de los monoplazas más icónicos de la historia de la Máxima: el Renault R25, en el cual Fernando Alonso se consagró campeón de la categoría.
El ex piloto de Williams no dejó pasar la oportunidad de demostrar sus ganas de manejarlo. En el marco de las primeras horas del pilarense en la casa central del equipo en Inglaterra, el piloto de 21 años conoció las instalaciones, al resto del staff que serán sus compañeros.
Además realizó sus primeras pruebas en el simulador y allí, comenzó a adaptarse al nuevo monoplaza que deberá conducir, además de aclimatarse a las características del auto y los diferentes detalles en el volante.
Más tarde, en una publicación en su Instagram personal, en la cual subió siete fotos, Colapinto expresó su emoción: “¡Que lindo conocerte R25, unas ganas de una vueltita!”, escribió Franco en el posteo.
“Es un auto que me gustaría manejar algún día”, comentó el argentino cuando expresó sus primeras palabras con el equipo francés en el desarrollo de su primer día de trabajo. Cabe recordar que, a pesar de que compita bajo el nombre de Alpine, es parte de Grupo Renault, histórico nombre que llevó en la categoría de Fórmula 1.
Es por eso que el legendario monoplaza R25 posa en la sede de Enstone. El monocasco, que compitió en 2005 bajo la conducción de Fernando Alonso y Giancarlo Fisichella, consiguió un total de ocho victorias, siete para el español y la restante para el italiano, y 18 podios.
Al mismo tiempo, el auto, que fue diseñado por Tim Densham y Bob Bell, logró imponerse en el Campeonato de Constructores y en el de pilotos, gracias a la recordada actuación del asturiano a lo largo de toda la temporada.
A esto se suma que destronó a la Ferrari de Michael Schumacher, la cual venía de conseguir cinco títulos al hilo. Por su parte, otro de los detalles que lo transformaron en uno de los monoplazas más legendarios en la Máxima es que fue el último en utilizar un motor V10.
