Emocionante

El fútbol argentino es una gran paradoja

El fútbol argentino es una gran paradoja

Si el fútbol es un estado de ánimo, en la Argentina participamos de situaciones tan cambiantes que nos describen grotescamente. Tigre representa la mayor contradicción. Es el mejor equipo de esta Copa de la Superliga. Su fútbol provoca la admiración de todos. Enfrentará a Boca en la final del domingo en Córdoba, pero jugará en la B Nacional por pagar las consecuencias de un contexto. Ni siquiera en el promedio de estas últimas temporadas estuvo con puntaje de descenso. 

Y dentro de este cielo e infierno que transita casi al mismo tiempo, nadie le sabe explicar si ya está clasificado a la próxima Copa Libertadores. Mientras en AFA creen que ya lo hizo por acceder a la final, en la Superliga aseguran que sólo si gana la final frente a Boca podrá jugarla. Esta cerca de provocar la dualidad más inédita de la historia del fútbol argentino: participar en la máxima competencia de clubes en América desde la segunda división. Merece el buen equipo de Gorosito que le avisen antes cuáles serán las recompensas por jugar esta final. 

Boca finalista representa, en cierto modo, otra paradoja. El equipo de Alfaro entró en una racha de poca eficacia, su juego no progresa, pero está en otra final. Y la estadística de este semestre en cuanto a triunfos y derrotas no se corresponde con una producción muy plana en su juego. Por supuesto que Boca por la categoría de su plantel tiene más necesidades en la previa, pero desde el fútbol Tigre llega en mejores condiciones y nadie puede considerarse un aventurado si lo señala como candidato en la víspera. 

Por estas horas, la cuestión de quitar o no los promedios en el fútbol argentino, también encierra posturas cambiantes. Los humores en función de erradicarlos ya mismo, o determinar su puesta en práctica para 2 o 3 años sin verle la cara al posible damnificado o beneficiado por aquel cambio de orden. 

De la euforia con la que salieron muchos dirigentes el jueves de una reunión informal donde contaban con tener los votos para imponer la postura de quitar el famoso régimen que se instauró en 1983 para decidir los descensos, a esta quietud en las últimas horas, donde todo se encamina a debatir para resolver su ejecución en 2 o 3 temporadas. Ya sin conocerle el rostro al damnificado o beneficiado de turno. 

Casi a manera de oráculo, el presidente de Boca Daniel Angelici fijó su postura de determinar su aplicación más adelante, y aparecieron luego varios dirigentes en coincidencia con su opinión. De esta manera, pareciera que no tendremos cambios tan repentinos como se esperaban. 

Los debates sobre los promedios debieran producirse por este ejemplo Tigre, pero sin embargo surgieron a partir de una decisión política de no quitarles puntos a San Lorenzo y a Huracán por incumplimientos en los pagos a jugadores. Aquel fallo del tribunal de disciplina de la Superliga quedaría sin efecto porque antes que resuelva apelaciones, argumentan que los puntos se ganan en la cancha y que aquello que está escrito y firmado por ellos mismos, no debe ser así. En fin, fútbol argentino.